Aportes para Carolina Goic

Milito en la Democracia Cristiana prácticamente desde 1963, tiempos de la Marcha de la Patria Joven y de la elección como Presidente de la República de Eduardo Frei Montalva. A partir de esa época hemos tenido una intensa vida partidaria, sea en tareas de capacitación, comunitarias crecientemente dejadas de lado hoy en día, en cargos internos de dirección o de consulta, y particularmente en la vida universitaria, primero como estudiante y ahora como académico.

En la época de la dictadura militar, cumplimos un deber de resistencia pacífica desde el primer día y más tarde contribuimos a la organización del mundo académico en colaboración con los estudiantes y los trabajadores de nuestra Casa de Estudios y de las universidades del país.

Contribuimos a la organización de la Asamblea de la Civilidad y del Comité de Elecciones Libres, y nos movilizamos con todos aquellos que se enfrentaron con dignidad y coraje a la Dictadura y entendimos en el trabajo conjunto con las víctimas, más que nunca, la necesidad de preservar siempre la plena vigencia de los derechos humanos, no sólo en Chile sino en todos los rincones de la tierra.

Recuperada la democracia, trabajamos cada vez que fuimos requeridos, o más bien por propia iniciativa, para el triunfo de los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet.

Somos, por supuesto, uno de los miles de demócrata cristianos con historias similares. No hemos ocupado cargos de elección popular ni hemos sido designados en cargo de servicio público alguno. Tenemos autoridad y testimonio para transmitirle públicamente a nuestra candidata algunas reflexiones que esperamos tengan alguna consideración. Aspiramos a un discurso claro y convocante en acuerdo con nuestras bases doctrinarias y nuestros principios. Tenemos poco tiempo y pocas oportunidades para demostrar que en la última Junta Nacional, obligados por aquellos que desde otra tienda política crearon las condiciones para que no hubiera primarias en la Nueva Mayoría, no elegimos lo que en política sería “un camino propio” sino que apostamos por hacer un aporte desde nuestra identidad a la Nueva Mayoría.

No somos un partido de centro. Ni en la Declaración de los 24 puntos que dieron origen a la Falange Nacional y en nuestro Estatutos actuales se recoge una definición como esa. Como podríamos aspirar a una Nueva Sociedad centrada en la persona con una visión solidaria y comunitaria. ¿Quedándonos en el centro? ¿En el centro de qué? ¿Escogiendo qué de unos y de otros?

Pongamos atención y tengamos cuidado en este punto. Por el contrario, nuestra visión y nuestra invitación no es a una síntesis de lo mejor de unos y otros, que sería el centro político, sino a una visión que supera dicha mirada reduccionista y que es por lo tanto vanguardia en el camino a una sociedad nueva, a la cual, por supuesto podemos invitar a todos. Ese es el llamado que sugiero impregne su candidatura dejando atrás un centro que sería señal de inmovilismo y de miedo a los cambios necesarios, de una social global y llena de nuevos paradigmas.

Me gustaría escuchar a Carolina Goic, hablándole con claridad a todos los chilenos,  y no preocupada del candidato Guillier en su discurso.

La sociedad de la dignidad de la persona humana, objetivo de los DC, supone combatir frontalmente las desigualdades que la afectan, trabajar por una sociedad inclusiva que respete la diversidad y promover la solidaridad y la vida en comunidad por sobre el individualismo.

Es evidente que para ello, hay que continuar las reformas centrales impulsadas por el gobierno de la Presidenta Bachelet, corrigiendo y mejorando errores de gestión, participación y de comunicación que han afectado el desarrollo de las mismas.

Es imperativo profundizar una agenda clara de separación del poder del dinero y la política y de plena transparencia sin dejar de sancionar duramente cualquier acto de corrupción y de colusión en cualquier ámbito de la sociedad, sea cuales sean las instituciones, y especialmente en casos en que aparezcan participando militantes nuestros.

Sigue pendiente la tarea, que se iniciara en tiempos del Presidente Frei Montalva, de construir verdaderas regiones con poder de decisión real para una efectiva descentralización en las que la elección de sus autoridades será apenas un primer paso.

Espero que coincidamos en la necesidad de resolver “el problema de la Araucanía” no sólo desde una óptica policial o judicial sino entregando un tipo de solución política que dé respuesta a las demandas históricas del pueblo mapuche en el marco de un estado plurinacional y con reconocimiento constitucional a todos nuestros pueblos originarios.

Parece necesario insistir en que la recuperación del crecimiento económico para los DC es una herramienta necesaria para asegurar un desarrollo verdaderamente inclusivo y sustentable.

La he escuchado con agrado hablar de su preocupación por los adultos mayores, puesto que nuestra sociedad será cada vez más una sociedad - que yo prefiero definir como de ciudadanos mayores - que nos exigirá creatividad e innovación en las políticas y en los servicios públicos.

No olvide que vivimos plenamente inmersos en una sociedad global y que podemos como país contribuir con personalidad propia a la construcción de un mundo mejor trabajando por la integración y el intercambio entre los pueblos y por la paz y los derechos humanos en todas partes en forma activa.

Estimada Carolina, si lo anterior le hace sentido, por favor diga con toda claridad y sin ambigüedades, que la Democracia Cristiana no votará en una hipotética segunda vuelta por el candidato de la derecha.

Me parece que son los temas que permitirían abrir un diálogo entre los chilenos y movilizar las mejores energías de la Patria, sería una contribución hermosa de su candidatura y de nuestro Partido. Como usted lo ha dicho muy bien, “no es tiempo de timoratos ni de cobardes”. 

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