Arica y Parinacota lidera el crecimiento

Nuestra región recién celebra su décimo aniversario y ya puede mostrar positivas cifras económicas. Los avances alcanzados en estos diez años  demuestran que la decisión de crearla fue acertada. Beneficiosa tanto para su propia gente, como para el país.

Según los datos del INE, al compararla con el resto del territorio nacional, el crecimiento económico en nuestra región aumentó considerablemente. En este último trimestre, comprendido entre julio y septiembre, Arica y Parinacota marcó un 7,6% de crecimiento, seguida de un 2,8 por la Región de los Ríos y un 2,6% por la de Antofagasta. Este impulso se dio gracias a la minería, específicamente por el aumento en la producción de ulexita, seguido por la industria manufacturera. 

Además, según la última encuesta Casen, nuestra región se sitúa dentro de las regiones menos desiguales del país en materia de ingresos y con un nivel de desempleo bajo el promedio nacional, con una tasa de ocupación de un 52,3%, según el Instituto Nacional de Estadísticas-INE.

Sin duda, estos números positivos tienen relación con las importantes y potentes políticas públicas que se han estado destinando a nuestra región. Estas han permitido que Arica y Parinacota cambie no sólo en infraestructura, sino también que mejore la calidad de vida de sus habitantes.

Desde el retorno de la democracia, nuestra zona se constituyó en un problema de difícil solución, pues mientras la mayor parte de Chile crecía, estas provincias parecían avanzar muy lentamente e, incluso, retrocedían en relación al resto del país, sumergida entre dos zonas franca.

Un entorno económico que había sido desmantelado por la dictadura, dejó obsoleta y aislada nuestra estructura industrial y sin nuevas perspectivas estratégicas de desarrollo.

Los gobiernos democráticos realizaron esfuerzos importantes aunque infructuosos. Ahí están los planes de desarrollo que desde inicios de los 90 se implementaron, pero que no lograron los efectos deseados por la comunidad.

Era inconcebible que una ciudad bifronteriza y con enormes potencialidades no tuviera los estándares requeridos para ser un polo de desarrollo humano y económico. Afortunadamente, las cosas han cambiado: la inversión pública realizada en distintos ámbitos a través del PEDZE, Plan Especial de Desarrollo de Zonas Extremas que ha destinado más de mil millones de dólares a esta zona, se ha convertido también en un atractivo incentivo para la llegada de la empresa privada, factor clave del crecimiento.

Sin embargo, el proceso de desarrollo regional todavía no ha terminado, aunque se han dado pasos importantes. Este año se eligieron los primeros senadores que representarán a nuestra región en la Cámara Alta y nuestros diputados aumentaron de dos a tres. Esperamos que sean una voz potente e influyente para que nuestras demandas e ideas sean escuchadas por el gobierno central.

Arica y Parinacota enfrenta hoy nuevos desafíos en materia hídrica y para ello estamos construyendo el Embalse Chironta, entubando el canal de Azapa y paralelamente realizamos el estudio para el Embalse de Livilcar. Además la sanitaria regional está pronta a iniciar la construcción de la planta desalinizadora.

Esperemos que en los próximos años se haga realidad una de las demandas más anheladas por los ariqueños y ariqueñas: contar con una zona franca autónoma. 

Esto permitiría que nuestra condición de frontera nos llevara a ser realmente  una potencia turística, económica y cultural, o al menos seguir con paso firme ese camino.

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