Este jueves 23 de enero el Tribunal Constitucional (TC) analizará las solicitudes de destitución de la senadora socialista Isabel Allende, a raíz del caso por la venta al Estado de la casa de su padre, el expresidente Salvador Allende. A pesar de que ya hemos entregado nuestra opinión en este medio, manifestando que por esta vivienda se podría firmar un contrato de comodato, lo que fue desoído, ahora con antecedentes de fondo sobre la materia, volvemos a la carga en este confuso capítulo demostrativo de diversos errores cometidos por funcionarios del gobierno de Boric.
Pues bien, encontramos muy atingente la crónica publicada el pasado sábado 18 de enero en un medio de circulación nacional titulada "Tasador judicial, sobre compra de casa de Allende: Darle valor de mercado a un monumento no tiene sentido", en el cual entrega su convincente opinión el experto Demetrio Benito Olas, la que compartimos plenamente, pues lo lógico en este episodio era haberla declarado oportunamente Inmueble Patrimonial por el Consejo de Monumentos Nacionales o bien Inmueble de Conservación Histórica por la Municipalidad de Providencia y después el Ministerio de Bienes Nacionales la pudo adquirir en el precio que tenía conforme a esa afectación. En todo caso, se debe decir que el inmueble protegido, teniendo cualesquiera de esas categorías, está exento del pago de contribuciones de bienes raíces.
En tal sentido, ya se sabe que la antigua casa pareada de 2 pisos de Allende, localizada en la calle Guardia Vieja 392, comuna de Providencia, Región Metropolitana, emplazada en un terreno de un poco menos de 450 m2, se rige por las normas urbanísticas contenidas en el respectivo Plan Regulador Comunal (PRC), que fija para ese sector una altura máxima de 12 pisos. Es posible que el Gobierno livianamente sostuviera que en el terreno de ese inmueble demolido se podía posibilitar un lucrativo proyecto inmobiliario en altura, en razón de la permisiva regulación urbana local y por ello determinó el subido precio de $933.000.000 a pagar a las dueñas del mismo.
Pero debido al escaso tamaño del predio, el mercado le hubiera asignado un precio bastante menor, en razón a que allí no era posible construir en altura, lo que un tasador competente le habría informado con antelación a Bienes Nacionales, ya que el único destino comercial para esa vivienda era remodelarla, salvo que la senadora Allende y la ministra Maya Fernández -nieta del exmandatario-, supuestamente pensando en un buen negocio, hubieran convencido al dueño de la vivienda pareada que se fusionaran ambos pequeños terrenos y así, el resultante con una superficie mayor, previa demolición de las casas, ofrecerlo en el mercado para obtener un buen precio, lo que no sucedió.
En resumen, en nuestra opinión ellas desconocían las normas de la Constitución y le dieron poder a un abogado inepto para que firmara la escritura de compraventa con el Fisco y por ello ahora será el adusto TC quien tiene la última palabra. Pero, tal como lo ha dicho el abogado constitucionalista Jorge Correa Sutil, los diputados de derecha denunciantes tendrán que explicarle a dicho tribunal en qué consiste el presunto acto de corrupción, "acreditando que el contrato era más beneficioso que vender el inmueble en el mercado".
Algunos influyentes abogados formalistas, que hacen prevalecer la literalidad del texto constitucional, desean la destitución de la senadora y otros tantos suspicaces ya están afirmando que la próxima decisión del TC será política y que por ello -pues la mayoría de sus integrantes serían afines al Gobierno- ella será absuelta del cargo que se le imputa. Por lo tanto, la ciudadanía deberá esperar lo que dicho tribunal decida, en orden a que si admite o no a tramitación el requerimiento en comento.
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