Chile sale de cuarentena, Desbordes entra en confinamiento

El cambio de gabinete tendrá múltiples consecuencias. Este ajuste impacta sobremanera en la conformación de la coalición de gobierno; más allá de la derecha, cambia el tipo de relaciones que se ha tenido con la oposición.

Lo que llama más la atención es el impacto de primera magnitud que la nominación de ministros ha tenido en los partidos de derecha. Se ha visto fortalecido el partido que sostiene las posiciones más duras en apoyo del Ejecutivo, la UDI, lo que significa un espaldarazo a la presidenta gremialista. No otra cosa representa el nombramiento de Víctor Pérez.

Pero el desequilibrio de la balanza no se produce por la entrada al gabinete, sino por la salida de la presidencia de RN de Mario Desbordes. Personaje con vuelo propio e independencia de juicio, el ex diputado era la vía más expedita por la cual se lograban acuerdos con la oposición, en condiciones ventajosas para la centroizquierda. Este resultado le prodigó amigos al frente y enemigos al lado.

Desbordes se abstuvo en las dos votaciones por el retiro del 10% en la Cámara, con que dejó en estado crítico a Chile Vamos. Pero su capacidad de diálogo y de llegar a acuerdos con otros lo iba fortaleciendo día a día. Su posición de poder se basaba en un férreo control de su partido, que se veía representado por su capacidad de tomar decisiones soportando críticas, por lo que su reelección al mando de Renovación se daba por descontada.

Sin duda, la entrada al gabinete en una cartera alejada del centro de la política contingente es una derrota, con cubierta de caramelo, pero con sabor amargo. Vienen años electorales y él habría sido protagonista al mando del principal partido del país. Cuando vuelva, otros podrán haber ocupado un espacio que hoy nadie le discute en RN.

Está claro que recibió una oferta que no pudo rehusar, también es evidente que el que se la hizo no es ningún amigo. Ahora que Chile sale de cuarentena, Mario Desbordes queda confinado hasta nuevo aviso. Se consiguió una celda dorada. Es al mismo tiempo, ministro y rehén.

Alguien leyó a los clásicos que sentencian que a los amigos hay que tenerlos cerca y a los adversarios más cerca aún. Los más despistados pensarán que lo han premiado. A juzgar por la sonrisa de Jacqueline Van Rysselberghe, no es así. Por alguna extraña razón, cuando le presentaron a Salomé la cabeza cortada de Juan el Bautista en una bandeja de plata, nadie se fijó en la bandeja.

En términos más amplios, es evidente que el gobierno debió subsanar una gran debilidad. Tuvo que recurrir a desguarnecer su presencia en el Parlamento para cubrir la primera línea de La Moneda. Sacrificó figuras de proyección partidaria para consolidar su conducción. Pero el movimiento está bien calculado.

Las relaciones de poder en la derecha se simplifican. Lavín queda dueño del campo y sus competidores en RN muy menoscabados. La disidencia interna quedó casi anulada. Fidelizó al gremialismo en su respaldo a Piñera.

La oposición sabe que llegan los duros y teme un aumento de las hostilidades, pero no todo es malo, porque el gobierno se ordena y evita su desfonde, que es un mal mayor. Además, los duros también pueden negociar. Habrá que ver.

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