No deja de ser interesante cómo un proyecto de odio y violencia logra un triunfo electoral, vaciando de significado nobles conceptos cristianos como la dignidad y la esperanza para ocultar la pretensión totalitaria de dominación y cuyos mensajes de consignas y demandas sociales no sólo la disfrazan, sino que también dejan traslucir intolerancia, discriminación y mentira.
En otras palabras, se logra hacer pasar el mal como bien y el bien como mal. La "conversión del mal en bien y el bien en mal" muestra un problema de conciencia ética de la democracia, ya que demandas sociales se usan para promover un asalto al poder por todas las vías posibles. O sea, lo que no se logra por la violencia, se obtiene mediante las elecciones.
La candidatura de José Antonio Kast cometió errores, tanto políticos y discursivos como operativos. En primer lugar, fue hacer pasar el ladrillo ideológico neoconservador como programa de gobierno, así como no tener conocimiento y consistencia doctrinaria de lo que significa el socialcristianismo y, por lo tanto, la incapacidad de defender con fundamentos algunas de las propuestas como el Ministerio de la Familia. Otro factor fue elegir una campaña de los combos y no del mensaje, perdiéndose en el bosque y descuidando el mensaje territorial.
Ninguna de estas cosas es un pecado, sino que falencias de un excesivo apasionamiento e impericia política, pero parte del juego democrático. Sin embargo, una campaña que adopta el concepto "apruebo dignidad" como slogan del resultado de la insurrección violenta del 18 de octubre que sufre una derrota en la primera vuelta con el 25%, logra obtener un plus de votos de un 30% no sólo por las incapacidades de la campaña de Kast, sino que porque la ausencia de conciencia ética de la democracia fue determinante para entender el triunfo de Gabriel Boric.
La falta de conciencia ética de la democracia hace posible engañar con un discurso de "esperanza" que como significante vacío sólo intentó mostrar un enemigo representado por el concepto del miedo, sentimiento normal a cualquier ser humano que se ve amenazado o en peligro, pero el miedo verdaderamente guío la campaña de "apruebo dignidad" de ver frustrado su intento insurreccional por la candidatura de José Antonio Kast, quien representó la esperanza, tal como lo que es, esperar algo dónde nadie espera que ocurra algo.
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