Contribuyendo con una palada de ilusión en el camino hacia la casa propia

En estos días el Servicio de Vivienda y Urbanización está de aniversario…Ya son 44 años. Me atrevo a decir que esta conmemoración, en cierta forma, no es de la institución, sino de las funcionarias y funcionarios que la conforman y que por más de 4 décadas han sido verdaderos constructores de los cimientos del sueño de la casa propia de miles de familias en el país, en algunas ocasiones, invirtiendo gran parte de su vida en esta obra.

Todo este tiempo ha sido una verdadera faena en la que cada persona que trabaja y ha trabajado en el SERVIU contribuye con una palada de ilusión. Por ejemplo, alguien que siempre recuerdo es Arnoldo Repetur, quien se desempeñó por más de 60 años en el ámbito social, tanto en el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, como Seremías y Servius. Es una vida entera ligada a las familias, conociendo sus historias, escuchando sus anhelos, y contribuyendo en demarcar el camino hacia la casa propia.

Arnoldo estuvo a cargo del diseño de las primeras viviendas sociales entregadas por el Estado, un ámbito técnico, sin duda, pero en el fondo nunca perdió el norte de algo que hoy es una máxima en cada proceso habitacional que iniciamos,“No entregamos casas, sino hogares”.

¿Esta premisa en qué radica? Llevémosla a la práctica, al trabajo que realizan día a día nuestros funcionarios. El inicio de la construcción de una vivienda no comienza con el ingreso de las maquinarias al terreno en donde se erigirá la nueva obra.Comienza mucho antes, con un proceso de estrecho contacto entre el SERVIU y los Comités de Vivienda.

Logros y fracasos, alegrías y tristezas, triunfos y derrotas de las familias pasan a ser parte de este recorrido que es acompañado por nuestros profesionales, el que finaliza en la vivienda definitiva.

Este trabajo inicial deriva muchas veces en relaciones de amistad, cercanía, muestras de cariño, terminando con un suspiro de satisfacción al momento de entregar una llave que no solo abrirá la puerta de una casa, sino de un espacio en el que se vivirán navidades, cumpleaños, años nuevos, lugar que será testigo de cómo crecen los más pequeños, llegando a la formación de un barrio.

El tiempo transcurre, y el SERVIU continua cumpliendo años, pero el sello que plasmamos en forma de cariño no será borrado. Lo recordará cada persona que junto a nosotros planificó, vio cómo se construía, y finalmente recibió su vivienda.

En este recorrido de 44 años, nuestros funcionarios, junto a las familias, son un pilar central que sostiene la estructura maciza y sólida de una linda historia que culmina con la concreción del sueño de la casa propia.

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