Convocar mejora la democracia

No puedo sino estar de acuerdo con la reposición del voto obligatorio. Nunca fui parte del acuerdo instrumental de la segunda vuelta presidencial en 2010 para impulsar el sufragio voluntario. Hoy la experiencia demostró que fue un error establecer la voluntariedad sin incentivos que permitieran que la gente fuera a votar, con mayor educación cívica y las herramientas para que la gente pudiese discernir que el voto nos vuelve iguales.

En aquella jornada se tuvo del orden de 87% de participación en segunda vuelta. Y aunque no son resultados técnicamente comparables, por ser elecciones de distinta naturaleza, la disminución en la concurrencia se empezó a notar en las presidenciales de 2013, donde la participación fue de 49%; también en las municipales de 2016, con una participación de 34%; la presidencial de 2017 con 46% de participación. Este magro panorama sólo repuntó en el último plebiscito, cuando votó un 50% del padrón y poco más de 7 millones y medio de personas fueron parte de esa elección.

Hoy se retoma esta discusión reactivando un proyecto de ley que lleva más de un año y medio en el Congreso, fue aprobado en la Cámara, modifica el artículo 15 de la Constitución Política y cambia en la descripción del sufragio el término "voluntario" por "obligatorio". Y es que por esta vía hay quienes buscan revertir el 80% de abstención en la segunda vuelta de elección a gobernadores regionales, la peor participación desde el debut del voto voluntario.

Pues bien, la obligatoriedad del voto no resolverá por si sola la desafección con la política o la confianza en las instituciones. No lo digo solamente yo, sino varios, incluido el PNUD: "Ello requerirá tiempo y medidas complementarias permanentes y focalizadas a distintos grupos de la población". En el estudio expuesto en la discusión que se dio en la Cámara, se muestran razones de abstención que van más allá de la coyuntura, afirmando que "la obligatoriedad del voto no resuelve los problemas de base del abstencionismo". Asimismo, recomienda evitar que la obligatoriedad del voto se utilice "como mecanismo para forjar un consentimiento inexistente".

Esto da cuenta que se trata de un tema tan relevante que no podemos cometer el error de culpar al sillón de don Otto por la baja participación en las elecciones. El voto obligatorio no es la panacea, ni el voto voluntario netamente el culpable de la baja concurrencia a las urnas. No podemos dejar de lado que los factores que marcaron la magra participación de las recientes votaciones pueden ser los más variados: ideológicos, económicos, sanitarios, incluso domésticos.

Otros se quejan de falta de información o de mística, incluso de candidato. Lo que también es entendible. Lo cierto es que la abstención es lo que está marcando últimamente nuestros procesos. Nos sorprende, claro, ¡cómo no! Si nuestro sistema electoral es confiable y eficiente, enhorabuena. Entonces, ¿cuál podría ser el común denominador en esta falta de interés de la mayoría de no participar de manera activa y marcar nuestra opción electoral? ¿Por qué optamos por no ejercer ese derecho, por qué creemos inocuo no ejercer esa responsabilidad? Y claro, más que nunca nos interesa este proceso de cambio, ¿por qué nos marginamos?

Cómo contribuimos entonces a que la mayoría de los ciudadanos deje de tomar palco en un proceso eleccionario. En un medio escuché que, para varios de los radioescuchas, el asunto radicaba en la falta de posibilidad de acudir al centro de votación ante la pandemia y otros lo atribuirían a lo polarizado del debate. Mire usted qué contradicción: cuando creemos que un discurso sirve para derrocar al contrincante, produce el efecto contrario al convocante. Lo que puede ser un resultado boomerang, tal vez no para el candidato, sino para el proceso.

Sí, puede ser que eso fue lo que pasó en esta última elección por gobernador en la Región Metropolitana. Ejemplo que tal vez no puedo extrapolar a regiones como la de Coquimbo, Antofagasta o Biobío, donde la abstención también fue alta.

En la elección metropolitana por gobernador regional la sensación ambiente es que el llamado de "vote en contra" no es la mejor campaña. Lo deseable sigue siendo plantear la opción en términos propositivos, lo contrario es parte de la mediocridad de la propuesta o incluso de la debilidad del candidato que apuesta a la polarización. Eso a la larga, puede hacer que mucha gente deje de participar. A mi parecer, ahí radica buena parte de los motivos para no acudir a las urnas, a lo que se agrega para muchos la reflexión "si no está mi candidato, mejor no votar". Sin embargo, creo que las segundas vueltas son para plantear mayorías y siempre hay que tomar una opción.

Este mensaje creo que fue recogido -más allá de un supuesto triunfalismo- por Unidad Constituyente. Superar el bochorno de la mega elección de mayo, donde varios incluso buscaron cambiar de domicilio político, se logra precisamente con propuestas y unidad. Acá lo que debemos lograr es la posibilidad de buscar reconstruir la opción monolítica de centro izquierda para afianzar una plataforma de gobierno. Parece de Perogrullo, pero una vez aquietadas las aguas y recuperadas las confianzas es el momento de trabajar en ello, para tener respaldo parlamentario detrás. Hoy con una derecha en el suelo, que está sin agenda ni respaldo, lo que se requiere es incluir y representar a quienes no han participado y están pendiente de lo que podemos lograr como coalición, como Oposición. Una propuesta convocante que rebasa la figura, ese personalismo del candidato presidencial.

El avance hacia una lista parlamentaria común y candidatura presidencial única, después del desencuentro es positivo. Y creo que además las acciones orientadas a otorgar gobernabilidad a nuestra propuesta pudiera ser el primer paso para seducir a una mayor participación. La consecuencia esperada es fortalecer la democracia, porque sin duda que las divisiones internas conllevan que una gran mayoría se excluya de participar en procesos electorales. Este esfuerzo podría ser un buen comienzo para hacer los cambios.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado