Cultura ciudadana

El concepto de cultura ciudadana comprende las costumbres, comportamientos, normas y valores que las personas en tanto habitamos  las ciudades, países y el mundo nos hemos impuesto para una convivencia social pacífica y lo más equitativa posible.

El sistema político que hemos acordado para ello, mayoritariamente hablando, es la Democracia. Esta forma de gobernar nos ha entregado normas que existen gracias a la participación de la gente a través del voto…son las personas las que eligen a sus gobernantes de acuerdo a las ideas y proyectos que plantean los candidatos, quienes son representantes de la diversidad de pensamientos que existen en la ciudadanía, en este caso de Chile. Este año es un año clave para ejercer el derecho a voto que tantas luchas han costado históricamente.

La ciudadanía de hoy tiene serios problemas para ir a votar, el primero de ellos es la desidia o falta de compromiso con su rol de participación activa. Sigo estando a favor del voto automático y no obligatorio. Los políticos que rasgan vestiduras y están arrepentidos de haber votado a favor del voto voluntario, son los mismos que no quieren avanzar junto a los nuevos tiempos y se juegan por conservar las prácticas políticas que no representan a la cultura ciudadana de hoy.

Creo firmemente en la capacidad de las personas y sus valores humanos. Aunque veamos casos de corrupción gravísimos para el país y sus instituciones, todavía la justicia hace su trabajo. Se nos olvida el desfile de autoridades que hemos visto en el sillón de los acusados que han sido juzgados y condenados.El reciente caso de Carabineros, nos pegó fuerte en el centro de nuestra credibilidad y confianza. Aun así somos más los que sabemos que entre todos nos corresponde construir el mundo que soñamos y queremos, más amable y más justo.

La cultura ciudadana de hoy no sólo está en las calles haciendo escuchar su voz. En todos los espacios del pensamiento, en la producción y el trabajo se moviliza una fuerza que quiere modificar las normas que no cumplen con las exigencias en el cumplimiento de los derechos económicos, sociales y culturales, una fuerza que anima a mejorar los comportamientos ciudadanos y conectarlos con los valores de responsabilidad, cooperación y voluntad, para responder a la violencia, al temor y a la indiferencia. Una fuerza que se mantiene firme junto a la historia y la memoria de nuestro país que nos recuerda constantemente lo que hemos caminado juntos para liberarnos de una dictadura que no nos permitía ejercer los derechos ciudadanos vinculados a la libertad de expresión y pensamiento, entre otros.

No es lo mismo caminar con los valores humanos a flor de piel, que con los valores humanos olvidados en el baúl de los recuerdos. La cultura ciudadana de hoy es consciente de su hábitat y por lo tanto participa en todos los espacios de ciudadanía, condición que nos invita a ejercer nuestros derechos políticos y sociales. Somos todos responsables de la sociedad que construimos.

Esa cultura ciudadana que se mueve en las calles participando conscientes de su poder para modificar las normas, es la que moverá a las personas  para votar por el proyecto político que mejor represente los cambios gritados a viva voz.

A pesar de todas las dificultades y los que atornillan al revés, vamos a ir a las urnas, porque no es lo mismo quedarse en la casa y hablar en contra de la política y los políticos que participar activamente en todos los espacios ciudadanos que nos permitan recuperar el arte de gobernar del cual todos nos sintamos arte y parte.

La cultura ciudadana de hoy, no se va por el atajo, cumple las normas establecidas,  lucha para cambiar lo que no sirve, se conduce con responsabilidad sin echarle la culpa al empedrado, no evade sus obligaciones y asume sus errores, transformándolos en oportunidades. Suena difícil, pero no imposible.

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