El comercio bajo sitio

Mientras en La Moneda las autoridades insisten en un relato de éxito, los comerciantes de Chile viven día a día una verdadera pesadilla. Esta semana, los resultados del último informe Victimización del Comercio de la CNC dieron cuenta que tres de cada cinco negocios o locales han sido anualmente víctimas de la delincuencia durante este gobierno. Una proporción de victimización para este gremio que se ubica en sus máximos históricos.

Con lo anterior, no hablamos solo de hurtos menores. Aunque los daños materiales (25%), el hurto hormiga (22%) y el hurto simple (21%) siguen siendo los ilícitos más comunes, lo verdaderamente preocupante es el alza sostenida de delitos más violentos. Por ejemplo, el saqueo o robo con fuerza pasó de 2,6% a 7,5% en apenas un año. Por otro lado, la frecuencia con que se cometen estos delitos contra el comercio prácticamente se duplicó: en el primer semestre de 2024 cada locatario sufría un promedio de 18,3 delitos; hoy la cifra llega a 33,8. Esto significa que cada comerciante chileno, en promedio, se expone a más de tres decenas de ilícitos por semestre.

Una de las consecuencias más graves de estas estas cifras, es la desconfianza que se forma en torno a las instituciones. Más de la mitad de los afectados (58%) no denuncia los delitos. ¿La razón? Dos tercios de estos últimos (67%) aseguran que no creen en la eficacia de la denuncia. Además, entre quienes las realizan, 78% terminan insatisfechos con los resultados. La señal es clara: para los comerciantes la justicia no llega, o cuando llega, no resuelve nada.

Ante este abandono, muchos se han visto obligados a transformarse en sus propios guardianes. El mismo estudio nos señala que cada negocio o local ha debido adoptar, en promedio, ocho medidas de seguridad, que van desde la instalación de cámaras hasta la contratación de guardias. El costo mensual de estas últimas es un verdadero nuevo impuesto a los comerciantes. Mientras las grandes tiendas, farmacias y supermercados desembolsan más de 9,7 millones de pesos cada mes, los minoristas deben destinar unos 380 mil pesos solo para intentar cuidar su negocio. Esto significa que hoy muchos dueños de pymes se debaten entre gastar en seguridad o invertir para hacer crecer su emprendimiento.

La verdad es que, ante una percepción de inseguridad tan alta, pocas son las opciones para quienes se ganan la vida a través de su propio negocio. Más de la mitad (54%) de los comerciantes considera que su barrio es poco o nada seguro, y casi un tercio (32%) asegura ver operar a bandas de crimen organizado en sus propias calles. A este cuadro se suma la presión del comercio ambulante ilegal, presente en el entorno del 38% de los negocios formales.

Resulta paradójico que, en momentos en que más necesitamos del comercio, como motor del empleo y el crecimiento, este se vea enfrentado a uno de los escenarios más hostiles de los que se tenga registro. Lamentablemente, hoy para emprender o sacar adelante un negocio, no solo basta con la voluntad de trabajar arduamente, sino también se necesita la valentía de tener que exponerse a la delincuencia. Porque el comercio en Chile no solo se encuentra sitiado por una crisis económica, sino también sitiado por el crimen.

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