Actualmente las preguntas por la persona y el bien común surgen imperiosamente ante la redacción de una propuesta constitucional esencialmente totalitaria, "negacionista" de la dignidad de la persona humana y de la realización del bien común.
La dignidad de la persona humana es el principio ético, a través del cual, el Estado debe garantizar el bien común. De no garantizarse explícitamente esta condición social, el respeto y promoción de la dignidad de la persona se hace irrisoria. Tal situación se refleja en la inexistente consideración del derecho a la vida y dudoso convencimiento sobre el derecho de propiedad que ha demostrado la convención constituyente. Se suma a esto la ausente consideración de la familia como núcleo base de la sociedad, eliminación de los controles democráticos, intervención de los poderes del Estado y fragmentación territorial y social del país, alimentada por la creación de privilegios étnicos y de género sustentados en artificios ideológicos, cuyo cimiento es la lucha de clases. En otras palabras, una propuesta constitucional nacida del odio más profundo en contra de la persona, de sus comunidades y de la nación chilena.
El humanismo cristiano se presenta hoy como una luz de esperanza para el pueblo de Chile que, como nación forjada históricamente, es el fundamento para luchar por un Chile que sea una gran comunidad nacional, rechazando todas las pretensiones de odio, resentimiento y violencia que se pretenden instituir mediante el texto de una eventual nueva constitución.
La nación chilena, una nación surgida de sangre y fuego, representa humildemente a todos los que la componen con respeto y pluralismo, indígenas, españoles, criollos, alemanes, croatas, palestinos, italianos, ingleses, franceses y muchos otros. Así, chilenos somos todos, todos nacimos y fuimos criados en esta tierra, entonces por qué aceptar que el odio y el resentimiento de algunos pocos se imponga debido a accidente histórico que no representa el alma popular de nuestro Chile.
Por consiguiente, el humanismo cristiano es el mensaje a reconocernos como chilenos capaces de obrar con buena voluntad para hacer de Chile una gran comunidad nacional.
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