El poder del lápiz

Estoy preocupado. Y es que creo que los acontecimientos de carácter negativo que han afectado al mundo político y empresarial de nuestro país, han tenido como resultado el desinterés de gran parte de la ciudadanía por participar de los procesos de elección de nuestros representantes en todas sus categorías, en el buen chileno, pareciese que ya “no están ni ahí” con ir a votar.

Quiero aclarar que respeto esta postura, pues el voto es voluntario y para algunos no ir a marcar una papeleta tiene un significado, pues es su manera de demostrar su descontento.

Puedo hablar con conocimiento de las filas que muchos teníamos que hacer en elecciones pasadas, incluso, a veces las extensiones de estas llegaban a los patios de ciertos establecimientos que eran ocupados para efectos de estos procesos.

Hoy, la realidad es diferente, hasta evitamos llegar temprano para que no nos dejen en el sitio como vocal de mesa.

El escenario es difícil, pues así como un creyente que pierde la Fe decide no ingresar a las Iglesias, el ciudadano desencantado decide no acercarse a las casetas de votación para “meditar” sobre el futuro político de su país.

Pese a que no pretendo configurarme como un impulsor del voto, sí me preocupa que le hayamos perdido el valor a este mecanismo de participación, ya que ser parte de los diferentes procesos de elección, es ser parte de la historia de nuestro país.

Quizás muchos están desmotivados, creen que esto es un círculo vicioso y que los reales cambios no llegarán, pero queramos o no, el “simple” acto de tomar un lápiz y marcar o no, la opción que sea de nuestra inclinación, tiene un significado, tiene una consecuencia, a veces los elementos más simples, como el lápiz, tiene más poder que otro tipo de manifiesto.

Todas las “marcas” suman y finalmente tendrán como resultado que cada uno de nosotros  participe y tome decisiones. Mucho se critica que el poder en nuestro país está concentrado en un porcentaje bastante reducido, por lo mismo, se debe partir equilibrando esto siendo partícipes de los procesos y no dejando que  “otro” decida por nosotros.

Pongo en el tapete el tema porque estamos ad portas de las nuevas elecciones presidenciales de nuestro país y lamentablemente las últimas cifras de participación han revelado  que más de un 60% de se abstuvo  de sufragar.

Creo que si hubo quienes dieron una intensa pelea por recuperar la Democracia en el país, lo mínimo que podemos hacer es ejercer este derecho, pero ¡ojo! tampoco quiero reducir el término democracia sólo al concepto de voto, pues creo que esta se debe aplicar en todos los sectores, educación, salud, sueldos dignos, etc., pero sí creo que este acto es el inicio de un efecto de dominó social para lograr modificaciones importantes.

Ante lo mencionado, me hace mucho sentido un escrito de Brontis Jodorowsky, quien mencionaba que “es mejor hacer para algo para resolver lo que nos indigna, que obsesionarse con el objeto de nuestra indignación”.

Y creo que el gran error que se ha cometido durante el último tiempo, es que hemos individualizado las culpas y las malas prácticas, nos hemos acostumbrado a discutir a través de los medios, de las redes y empecinado en criticar a los personajes en cuestión, y con esa actitud no sacamos nada nuevo, pues al final, todo sigue como si nada hubiera pasado.

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