Una de las mayores fake news del siglo XX fue aquella que intentó mostrar al comunismo como algo menos totalitario y criminal que el nazismo, aun cuando ambos constituyeron totalitarismo y contemplaban el exterminio de personas como método de acción eugenésica, ideológica o racial.
En ese sentido, la discusión semántica en torno a si Hitler era o no socialista es fútil. Nazis y comunistas compartían métodos similares que dieron paso a barbaries como la masacre en el bosque de Katyn, producto del acuerdo Molotov-Ribbentrop, donde la URSS y la Alemania nazi deciden repartirse Polonia. Fue en ese contexto que el 22 de septiembre de 1939 tropas nazis y soviéticas invadieron en conjunto la ciudad polaca de Brest-Litovsk.
El Gulag y Auschwitz compartían un patrón similar: Exterminar personas en nombre de algo. Andrzej Kaminski decía que "los campos de concentración nazis eran copia de los soviéticos". Lo cierto es que el precursor de los métodos criminales de Hitler fue Lenin, quien los aplicó sobre diversos grupos sociales, incluidos los kulaks. Ambos eran anticapitalistas, profundamente antiliberales, colectivistas y consideraban que el exterminio de personas era un recurso válido para sus propósitos.
Ambos, Lenin y Hitler, dieron paso a aparatos represivos brutales enfocados en el exterminio de todo lo que fuera contrario a sus planes y ambiciones totalitarias. En torno a eso convirtieron a sus sociedades en regimientos donde primaba el culto a la personalidad, a la militancia, la ideología y a la guerra a través de una constante propaganda y concientización en las escuelas y universidades. Esto implicaba un constante control de las opiniones y la vida social de las personas.
¿Dónde podríamos decir que está el fascismo hoy actualmente? Hoy el régimen más cercano a un fascismo es la dictadura militar chavista en Venezuela, construida en nombre del socialismo por ese soldado golpista llamado Hugo Chávez.
Lo que Daniel Matamala acusa como una visión fascista de la política por parte de Trump, que divide entre élites perversas que conspiran contra un pueblo, es el discurso que Chávez enarboló por años en nombre del socialismo del siglo XXI y la revolución bolivariana.
Fue sobre la base de ese mismo discurso populista de Chávez que el caudillo militar deshumanizaba a sus opositores tratándolos de gusanos o escuálidos. Todo con el beneplácito de las izquierdas del continente, supuestamente antifascistas y democráticas. En otras palabras, ha sido bajo el socialismo del siglo XXI que se ha confundido la guerra con la paz, la libertad con la esclavitud y la ignorancia con la fuerza.
Es decir, es bajo el socialismo instaurado en Venezuela, con el gentil auspicio de la dictadura cubana, que ha surgido lo que podemos considerar un neofascismo de izquierda en pleno siglo XXI en América. Un régimen donde su dictador, un típico idiota latinoamericano que cada tanto se disfraza de soldado porque quiere imitar al caudillo militar fallecido, cree que la sociedad es un regimiento que debe estar permanentemente movilizado a su antojo como si él fuera el líder de Esparta. Aunque, como diría Etienne La Boétie, es un hombrecillo que "ni siquiera ha husmeado una sola vez la pólvora de los campos de batalla".
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