Espíritu olímpico de Gabriel Boric

Este año se celebrará la instancia polideportiva más importante en nuestro país, después de los Juegos Olímpicos. Hablo de los Juegos Panamericanos Santiago 2023.

Siguiendo en esa línea y, después del literal indulto entre gallos y medianoche que concedió el Gobierno a 13 delincuentes, que se convirtió en una tiradera de mantel a los avances que estaba conquistando la ministra Carolina Tohá, en materia de seguridad pública, en un acuerdo muy parecido al acuerdo por la ruta constitucional lanzada a principios de diciembre, esta administración nos muestra en esencia su sello: su volatilidad.

Esta volatilidad no es sinónimo de versatilidad o flexibilidad que los grandes estadistas tienen al ejercer el poder, entendiéndose siempre el beneficio del país y la buena salud de su gobernabilidad, porque lo que vimos en 2022 -y con muchas posibilidades de repetirse- es la permanente vocación gimnasta de cambiar de parecer irreflexivamente, por un lado tratando de congraciarse con sectores moderados y racionales de centroizquierda, pero al otro día indultando y cuestionando sentencias judiciales como la del caso Mateluna, el exfrentista que asaltó un banco en 2013 y cuya sentencia, según el Primer Mandatario, adoleció de irregularidades. Vaya a saber cuáles.

Pensar que hace exacto un año, el aún Presidente electo era venerado por los niños y representaba algo de ese espíritu juvenil acorde a su edad, pero tomada la banda presidencial, esa imagen fue desarmándose y cocinándose en su propio caldo, con el cobro de la peor de todas las inconsistencias, que es tu propia boca.

Este año 2023 nos enfrentaremos a la "real crisis económica", ya que aún vivimos los últimos vuelitos de la reactivación post-pandemia y, lo más probable, es que sigamos corriendo el cerco de la sorpresa y empecemos a normalizar la violencia que se ha tomado nuestros barrios, con un casco histórico de Santiago en la más dolorosa decadencia, convertido en una muestra gourmet artesanal de carros de cocina con aroma a aceite añejo y quemado, y una suerte de persa mal agestado, con tiendas con sus cortinas abajo y murallas rayadas con vestigios del doloroso precio que pagamos debido a la farra del 18-O.
¿Qué esperamos del 2023? Ver a un Gabriel Boric conviviendo con sus contradicciones, nuevamente se vendrá la discusión en el Congreso de un retiro de fondos de la AFP y, muy rápidamente, se le recordará al Presidente y a un par de ministros sus palabras de alabanza y emancipación popular que significaba hacer retiro de los ahorros propios. Ojo, que no moralizo aquello, personalmente voté a favor uno de esos retiros, pero no ando evangelizando a nadir por la calle. Y además con este retroceso al octubrismo, para colmar las pasiones del PC y los sectores más infantiles del FA.

En fin, el panorama que tendremos por delante es seguir viendo grandes elongaciones en la extraña cohabitación del Presidente Boric y el diputado Boric, un día tratando de gobernar y compararse con Aylwin, Frei o Leighton, pero al otro preparándole el banquete a la mesa de Carmen Hertz, Hugo Gutiérrez y a los negocionistas del Frente Amplio. Boric y la gimnasia como acción política.

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