Los trágicos acontecimientos de la humanidad de este 2023, muy particularmente los crímenes del Estado de Israel en contra de niños y niñas en Palestina, nos mueven a pensar en la importancia de hacer conciencia de que existen otras propuestas de vida en sociedad, distintas al capitalismo y su expresión ideológica en el neoliberalismo, una de ellas es el Sumak Kawsay o buen vivir, que se basa en la idea de que los seres humanos deben vivir en armonía con la naturaleza y entre ellos mismos. Se centra en la interconexión de todos los aspectos de la vida, incluyendo la naturaleza, la sociedad y el bienestar individual. El concepto enfatiza la importancia de vivir en equilibrio con el entorno natural y respetar los derechos de la comunidad, así como la necesidad de satisfacer las necesidades básicas para una vida digna.
El buen vivir es una apuesta de cambio que se construye continuamente desde reivindicaciones de los actores sociales de América Latina durante las últimas décadas, por reforzar la necesidad de una visión más amplia, la cual supere los estrechos márgenes cuantitativos del economicismo, que permita la aplicación de un nuevo modelo económico cuyo fin no sea los procesos de acumulación material, mecanicista e interminable de bienes, sino que incorpore a los actores que históricamente han sido excluidos de las lógicas del mercado capitalista, así como aquellas formas de producción y reproducción que se fundamentan en principios diferentes a dicha lógica de mercado.
Así mismo, el buen vivir se construye desde las posiciones que reivindican la revisión y reinterpretación de la relación entre la naturaleza y los seres humanos, es decir, desde el tránsito del actual antropocentrismo al biopluralismo, en tanto la actividad humana debe realizar un uso de los recursos naturales adaptado a la generación y regeneración natural de los mismos.
Este enfoque holístico contrasta con el paradigma occidental dominante, que se centra en el crecimiento económico y el consumo desmedido, sin tener en cuenta los límites del planeta, ni los efectos negativos en las comunidades y la naturaleza.
Por su parte, el Sumak Kawsay es una filosofía y concepto central en la cosmovisión de los pueblos indígenas de los Andes, se basa en la idea de una vida en armonía con la naturaleza, la comunidad y uno mismo. Ya que para los pueblos indígenas, no se trata simplemente de la acumulación de bienes materiales o el crecimiento económico, sino de una existencia equilibrada y sostenible que abarca aspectos espirituales, sociales y ambientales.
Choca con el neoliberalismo imperante, que es un enfoque económico y político que se caracteriza por la promoción de la liberalización del mercado, la privatización de empresas estatales, la reducción del papel del Estado en la economía y la promoción de la competencia y el individualismo. El neoliberalismo se basa en la premisa de que la libertad individual y el libre mercado son los principales impulsores del desarrollo económico y social.
Uno de los puntos clave de divergencia entre Sumak Kawsay y el neoliberalismo radica en su concepción del individuo y su relación con la comunidad. Mientras que el neoliberalismo se enfoca en el individuo como el agente central del progreso y promueve la maximización del interés propio, el Sumak Kawsay pone énfasis en la interdependencia y en el bienestar colectivo. En lugar de buscar el beneficio individual, busca el bienestar de toda la comunidad y valora la reciprocidad y la solidaridad. Para los pueblos indígenas, la autorrealización personal está estrechamente ligada al bienestar de la comunidad y la naturaleza.
Otra diferencia fundamental se encuentra en las concepciones del desarrollo y el crecimiento económico. El neoliberalismo considera que el crecimiento económico medido a través del Producto Interno Bruto (PIB) es el principal indicador del progreso y el bienestar. En contraste, el Sumak Kawsay critica esta visión reduccionista y propone una noción más integral de desarrollo que incluye aspectos sociales, culturales y ambientales. Para el Sumak Kawsay, el desarrollo no se limita a la acumulación de riqueza material, sino que implica el respeto a la diversidad cultural, la preservación del medio ambiente y la satisfacción de las necesidades básicas de todos los miembros de la sociedad.
Asimismo, el neoliberalismo y el Sumak Kawsay tienen diferentes perspectivas sobre la propiedad y el acceso a los recursos naturales. El neoliberalismo promueve la privatización y la mercantilización de la tierra y otros recursos naturales, considerándolos como bienes que pueden ser explotados sin límite en pos del beneficio económico. En cambio, el Sumak Kawsay reconoce la importancia de la tierra y los recursos naturales como elementos fundamentales para la vida y aboga por su gestión colectiva y sostenible. Para los pueblos indígenas, la tierra es vista como un ser vivo y sagrado, y su relación con ella se basa en el respeto y la reciprocidad.
En términos de política pública, el neoliberalismo tiende a favorecer políticas de ajuste estructural, desregulación y apertura comercial, mientras que el Sumak Kawsay busca promover la participación ciudadana, la justicia social y la soberanía alimentaria. Mientras el neoliberalismo busca la reducción del Estado y la maximización de la eficiencia económica, el Sumak Kawsay prioriza el bienestar social y ambiental sobre la maximización de los beneficios económicos.
En conclusión, el paralelo entre Sumak Kawsay y el neoliberalismo revela dos enfoques radicalmente diferentes sobre el desarrollo humano y la organización de la sociedad. Mientras que el neoliberalismo se centra en el individuo, la competencia, y como ya se señaló, en el crecimiento económico medido por el PIB, el Sumak Kawsay, sin olvidar al individuo, resalta la interdependencia, el bienestar colectivo, la preservación de la naturaleza y una concepción más integral de desarrollo. Estos enfoques contrastantes reflejan diferentes valores y prioridades, y plantean interrogantes fundamentales de responder para caminar hacia el logro de una sociedad más justa y sostenible.
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