La hora de saldar una deuda histórica

Seis días le tomó al gobierno ponerse en los zapatos del gremio de los camioneros y poder llegar a un acuerdo con la Confederación Nacional de Transporte de Carga (CNTC). Por cierto que lo celebro, según sus propios representantes, el petitorio original fue ampliamente superado con medidas que apuntan a garantizar más seguridad en las carreteras, mejorar la protección de los transportistas, y ofrecer apoyo adecuado a las víctimas del terrorismo.

Sin duda, el acuerdo podría llegar a ser un gran triunfo para este sector estratégico en la economía del país. Y lo planteo así porque aún no se firma nada. Pero también sería una victoria por la paz social que tanto necesita el sur del país, principalmente, la región de La Araucanía que es una verdadera zona cero donde sus habitantes viven con terror debido a que por décadas no ha existido el Estado de Derecho.

Sí, porque pareciera que grupos que ejercen el terrorismo extremo, ése, capaz de cobrar vidas humanas, son aquellos que realmente gobiernan dicho territorio. Por lo tanto, sería lamentable que las últimas tratativas no llegaran a buen puerto, sobre todo, por aquellos puntos del petitorio que tienen que ver justamente con esta deuda histórica de vivir sin miedo a estos ataques brutales, con dignidad.

El Gobierno no puede permitir más quemas de camiones, o menores de edad baleadas durante este tipo de ataques incendiarios o casos como el de Juan Barrios, quien detuvo su camión en la ruta que une las comunas de Victoria y Traiguén para descansar unas horas, pero terminó brutalmente quemado luego que su máquina fuera también incinerada por terroristas. Barrios agonizó casi un mes y falleció a principios de marzo dejando a su familia sumida en el dolor y la desesperanza clamando justicia.

El terrorismo no da tregua y es de una magnitud feroz. Recientemente, a fines de agosto, otras cuatro cabañas de veraneo quedaron completamente quemadas en la localidad de Contulmo en la provincia de Arauco cuando encapuchados rociaron bencina para provocar el fuego a orillas del Lago Lanalhue frente al puerto El Manzano en la región del Bío-Bío, disparando al aire con el fin de amedrentar a los residente y obligar su salida.

Por eso, el primer día que el terrorismo se tomó las carreteras y los transportistas alzaron la voz el Ejecutivo debió haber tomado el toro por las astas y retomado el orden tal como la ley se lo faculta.

Porque este es el problema de fondo, cómo terminanos de raíz con el dominio de este terrorismo en la zona y finalmente velamos por la integridad no sólo de los camioneros, sino de todas las personas que deben transitar por puntos conflictivos.

Y así como el Ejecutivo cedió a las demandas del terrorista Celestino Córdova, quien actualmente cumple una condena de 18 años por el cruel y cobarde asesinato del matrimonio de adultos mayores Luchsinger-Mackay quienes, pese a pedir desesperadamente auxilio, murieron quemados en su propia casa producto también de un ataque terrorista, me parece que el esfuerzo del Gobierno por resguardar el orden público en la zona es una oportuna y positiva señal.

En ese sentido, espero que la inversión de $5.600 millones comprometida en infraestructura policial, sumado al aumento de los medios aéreos en la macrozona sur y el establecimiento de una coordinación especial de información de inteligencia combatan de manera eficaz la delincuencia, el narcotráfico y los actos de terrorismo perpetrados en contra de vidas humanas y de la propiedad privada.

Puntualmente, sobre el anuncio de la presentación de trece proyectos de ley al Congreso Nacional, entre los cuales se incorpora el proyecto de ley Juan Barrios y que en su conjunto permiten fortalecer el resguardo del orden público y la seguridad ciudadana, desde ya expreso mi respaldo en el marco de mi atribución legislativa.

Estos días pueden ser claves. El Gobierno puede marcar un punto de inflexión. El país no quiere que los transportistas retomen la movilización, el país quiere paz, orden y seguridad, y de una vez por todas, saldar la deuda histórica con los camioneros de Chile.

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