El futuro Ministerio de Seguridad, recién aprobado en comisión mixta, será visto por las salas del Senado y la Cámara de Diputados y Diputadas, en su tercer y último trámite legislativo; y el Ejecutivo espera promulgar la ley en los primeros días del año 2025.
La creación de este organismo estatal implica una gran responsabilidad para quien asuma dicha cartera, el compromiso disminuir ostensiblemente los índices de la criminalidad que nos afecta a todos por igual. El país no puede seguir viviendo sumido en el miedo colectivo.
Largas discusiones y trabas de todo tipo se permitieron los legisladores, mientras las bandas criminales operan con total impunidad. Nadie está exento de ser asaltado o asesinado, los malandras no preguntan, sabiendo que la puerta giratoria los protege, tan pronto delinquen tan rápido están libres. Son los incomprensibles vacíos de la ley.
Es por ello que el Ministerio de Seguridad tendrá a su cargo las policías y, por sobre todo, la coordinación de los organismos de inteligencia, tarea que recaía en el Ministerio del Interior, en los hechos en la Subsecretaria del Interior.
Se descongestionará así al jefe(a) de gabinete, quien podrá ejercer en plenitud el cargo. El país requiere una marcha activa de sus ministros en terreno. Chile es un largo y angosto territorio, que necesita de sus autoridades toda vez que el centralismo es tan perjudicial como el sedentarismo burocrático. Este veinte y tanto ministerio contempla a los delegados presidenciales y provinciales, y los seremis que tendrán la función de secretario(a) ejecutivo, con requisitos bien específicos, esperando que no se presten para pitutos y amigos de los compadres, sino que ahí ejerzan verdaderos entendidos en la materia de activar políticas que permitan ser eficaces en la persecución de delincuentes que acechan en el país abusivamente: tarea que recae en el Ministerio Publico y en las policías.
Una vez más los gobernadores son bypaseados, los alcaldes y alcaldesas no son tomados en cuenta, ellos y ellas están cerca de la gente que sufre a diario, esperando que su ser querido llegue al hogar sano y salvo. No podemos seguir permitiendo tanta alevosía, hay que exterminarla.
Empoderar al novel Ministerio de Seguridad será una tarea de todos, los que tengan relación directa con las policías, perseguir a los delincuentes, especialmente de cuello y corbata, que financian el narcotráfico, armas y fentanilo, el que entra y sale por los puertos, es transparentar una misión casi imposible. La esperanza es lo último que se pierde, y en esta tarea NADIE SE PUEDE RESTAR.
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