La primera cuenta: regresiva

Ayer martes el Presidente Boric rindió en Valparaíso, frente al Congreso y frente al país, la primera cuenta pública de su mandato. Aunque, en cuanto a materia educacional se refiere el menos, poco hubo de "cuenta". Continuación de campaña pública, planificación pública o promesas públicas parecen asentarle mejor como nombre a lo que vimos. Y es que la verdad es que, pese a encontrarnos frente a una de las mayores crisis educacionales que hayamos vivido como país, luego de casi 3 meses en el gobierno, increíblemente poco hay sobre qué dar cuenta.

Fuera de la esperada, pero lamentablemente insuficiente, Política Nacional de Reactivación Integral "Seamos Comunidad" (esa que contempla un plan de convivencia escolar para 60 de las 346 comunas del país, tutorías para 50 mil de los más de 3 millones de estudiantes del sistema y un financiamiento increíblemente insuficiente), y el reajuste de la beca BAES, poco más para contar. Fuera de las promesas, esta administración no ha presentado ningún proyecto de ley en educación.

Pasemos entonces a las promesas del gobierno, comenzando por su caballito electoral, la condonación del CAE. Condonación y un nuevo sistema de financiamiento sin deuda, terminar con el CAE, el Fondo Solidario y los créditos Corfo fue lo señalado, lo que no hace otra cosa sino que apuntar a una gratuidad universal para la educación superior. ¿Los fondos para ello? Actualmente inexistentes, pero "una vez aprobada la reforma tributaria". Ni en vivienda, ni en salud, ni en pensiones, ni en seguridad, ni en transporte el gobierno optará por destinar nuevos fondos generados con impuestos de todos a pagar, por ejemplo, deudas de personas que terminaron sus carreras y hoy la pagan gracias al sueldo que su título universitario les permite obtener.

No basta con que ya seamos el país de la OCDE que más dinero invierte en educación superior, seguimos poniendo los huevos en la canasta equivocada. Ninguna palabra ni menos un peso para la educación parvularia, cuya matrícula viene a la baja. Pese a que es aquí donde realmente se juegan las posibilidades de los niños y se puede lograr un cambio significativo acortando brechas, de acuerdo a la evidencia consistente levantada por la literatura, el Presidente continúa obviándolo, tal como hizo mientras fue parlamentario al rechazar el proyecto de ley de kínder obligatorio.

Increíblemente también, pese a ser portada de diarios y tema importante de todos los noticieros semana a semana, no fue si quiera mencionada la brutal violencia escolar que se está viviendo en establecimientos escolares a lo largo del país. El bullying, las agresiones entre estudiantes, la destrucción de infraestructura y bienes públicos, quema de buses del transporte público, enfrentamientos con carabineros, entre otros, y todos los innumerables problemas que esto trae consigo, parecieran no ser razón suficiente si quiera para una mención, creyendo quizás que omitiéndolo como han hecho hasta ahora, el problema desaparecerá. El único lugar en el que queremos que la violencia esté presente es en la agenda del gobierno. Antes que una política nacional de educación sexual integral, asegurémonos por favor primero de que los estudiantes puedan asistir a sus colegios de manera segura.

Espacio sí hubo, en cambio, para la agenda del Colegio de Profesores. Condonación de la deuda histórica y fin a la doble evaluación docente aparecen como prioridades, cuando tenemos establecimientos que han debido llegar a poner detectores de metales en sus entradas.

Vemos con tristeza como, una vez más, los niños y sus necesidades de una educación de calidad son dejados en el último lugar de la fila. Pareciera no estar el interés de este gobierno en aquellos sin derecho a voto. Lamentablemente el interés político pudo más.

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