La suma de alianzas: ¿Construye un pacto electoral-programático?

Coescrita con Hernán García Moresco, licenciado en Educación en Matemática y Computación, diplomado en Big Data y diplomado en Ciencias Políticas y Administración Pública

Los partidos políticos, en su búsqueda legítima de avanzar en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, familias y territorios vía sus ideologías y acciones, buscan desde una perspectiva democrática aliarse, vincularse o acercarse entre sí para enfrentarse en procesos electorales. Ello, desde un presidencialismo o parlamentarismo.

Tales alianzas se lograrán en sistemas de partidos políticos multipartidistas moderados, fragmentados-atomizados y/o polarizados. Cabe indicar que los acercamientos partidarios tienen por propósito: a.- acumular votos, b.- elegir representantes en órganos legislativos y ejecutivos, prioritariamente y, por supuesto c.- modificar realidades en los países, funcional al bienestar de sus comunidades. Para eso es que persiguen el poder, esto es, como instrumento y no como fin.

Conviene indicar que un rasgo importante de las coaliciones partidistas es que su rendimiento electoral sea el mejor con la menor cantidad de asociados, dependiendo ello de las variables antes dichas (difícil en sistemas multipartidistas fragmentado-atomizado-polarizado con sistemas electorales proporcionales como el chileno). En este sentido, importa indicar que la cuestión ideológico-política-programática es otro rasgo determinante, en el entendido que las cercanías y trayectorias permitirían mejores oportunidades para pactar. Otro criterio, y para nada menos importante, es con quién/quiénes se logra gobernabilidad (sistema político Congreso-Ejecutivo) y gobernanzas democráticas (articulaciones políticas con comunidades y sociedad civil en general), una vez instalado en el Ejecutivo, Congreso y gobiernos sub-nacionales.

Lo anterior, que es propio de una descripción politológica de cómo entender el comportamiento de los partidos políticos, se relaciona directamente con los criterios-instrumentos que han comentado los suscritos en otras oportunidades, a propósito de la selección de candidata/os ("el que tiene, mantiene"; "primarias"; "encuestas" y "omisión")(1). Desde ahí se explicaría esta primera pregunta ¿cómo se avanzará finalmente en el logro de coaliciones-pacto del sistema de partido nacional?

El calendario electoral contempla, como es usual, el primer tiempo de elecciones como son las sub-nacionales de este año 2024 (locales y regionales) y, posteriormente el 2025 las nacionales (parlamentarias y presidencial) ambos momentos acompañados con todos sus subprocesos de primarias legales o consultas cuando sean invocados por estas instituciones. Anclada a la anterior pregunta estaría ¿se mantendrán, o se deben mantener, las coaliciones vigentes en el arco izquierda-derecha del sistema de partidos, o deben mutar respecto de las nuevas realidades vigentes y futuras que se vislumbran?

Cabría indicar que ambas preguntas deberían responderse en dos tiempos. Las alianzas que se estrenan en este 2024 se mantendrán o reajustarán hacia el 2025, dependiendo de a.- los resultados electorales de las sub-nacionales en votos y elegibilidad; b.- cercanías ideológico-político-programáticas y c.-contexto socio-territorial. También, debería ingresarse en la ecuación el desempeño que se termine teniendo en el Congreso respecto de las articulaciones políticas concretadas en el Senado y la Cámara en función de las políticas públicas, sinónimo de bienestar de la comunidad nacional.

Hasta el momento, ha existido una tensión en el ordenamiento interno del Congreso en sus acuerdos administrativos y en la gestión de las leyes emblemáticas del gobierno, que guste o no, son una continuidad del Estallido o Revuelta Social, una continuidad de las movilizaciones de los años 2000 y el gobierno de Michelle Bachelet, una continuidad de los gobiernos de la Concertación, en cuanto mejoramiento de la calidad de vida de las personas (comunidades-territorios), inscritas en temáticas como: a.- mejoramiento de pensiones; b.- reforma tributaria (siempre en evolución); c.- mejoramiento en salud (isapres y Fonasa... aún con listas de espera oprobiosas a la dignidad humana); d.- mejoramiento de la educación (su calidad y asociados); e.- profundización de la descentralización; e.- cuidado del medio ambiente; f.- inclusión de las mujeres, entre otras. ¡Sí!, continuidad sobre continuidad ¿cómo se supera?

En un fragmentado y polarizado sistema de partidos, con la obligatoriedad del voto a cuestas, más una individualización de la política evidente, la urgencia de dar en el clavo en las políticas de alianzas de los partidos políticos se hace trascendental, en el entendido de que en un contexto de desconfianza e incertidumbre estructural el no avanzar en esa dirección puede profundizar el descontento-desafección, ante la evidencia de NO avance en los temas indicados, más otros; qué decir con los referidos a seguridad pública, que además profundiza el miedo público 'popular-clase media', emoción compleja de administrar en política.

El presidente de la Democracia Cristiana, Alberto Undurraga, prospectó dos escenarios posibles desde las fuerzas de gobierno en cuanto política de alianzas. Lo anterior invita también a preguntarse ¿qué ocurrirá con las fuerzas de esta oposición de derechas que se tiene?, tema que no se abordará en esta ocasión.

En uno u otro espectro de la política de alianzas (derechas, izquierdas y centros) debiesen primar las consistencias programáticas (razonables en el ideal y factibles en el hacer) y, con ello, las miradas comprensivas al territorio en el entendido que es ahí donde ocurre la vida objetiva y subjetiva de las personas. La Geografía de la Multitud que comentamos en otro momento(2), ocupó las redes sociales para trascender en organización y articulación ayer, haciéndolo desde los territorios ante la evidencia de la indignidad y brechas de todo tipo.

Una buena política de alianza-pacto ¿ayuda a contener la Geografía de la Multitud por medio de buena política pública?, creemos que sí.

(1) Cómo dirimir quién se mantiene: Dilemas de criterios democráticos
(2) Lo que no fue y, esperamos, ahora sí sea

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