¿De qué depende el triunfo en primarias? Tenemos la gran dificultad de no disponer del pulso diario de las primarias oficialistas. Los medios de comunicación de la derecha tienen a bien informarnos poco, en forma sesgada y destacando lo que les parecen errores.
Lo que, a pesar de todo, se puede saber de la elección primaria no deja de ser de interés, partiendo por los que deben sacarla adelante y terminando por quienes quieren que fracase. Los adherentes del Frente Amplio van a ir a votar con ganas. Los militantes del PC son de aquellos que van a presentarse en los locales de votación aún si no tuvieran ninguna gana. Quienes vayan a votar por Tohá, y la pueden hacer ganar, son aquellos que puedan llegar a entusiasmarse con ir a votar, aunque no sean adherentes del gobierno. Por esta razón, esta última candidatura es la que tiene más trabajo que el resto porque tiene que traspasar las fronteras del oficialismo.
Gonzalo Winter es un candidato que cumple con las expectativas de los adherentes del Frente Amplio, porque habla, piensa y se mueve como uno de ellos. Es una candidatura que tiene una base generacional bien marcada lo que, en este caso, es muy importante. Sostiene las posiciones identitarias y reacciona bien ante los embates de la crítica. Es decir, es una campaña que llena su espacio.
Jeannette Jara es una candidata que puede crecer mucho hacia fuera de su partido, pero antes debe aglutinar a sus propias filas. Ese es un trabajo arduo, porque las resistencias a su nominación no fueron pocas. Es una candidatura que aún no sale del todo a la superficie, pero que es fiel al proceder metódico y quitado de bulla de su tienda.
Es casi el polo opuesto a la opción anterior, pero que también terminará por copar su propio espacio y dependerá mucho de lo que se pueda hacer en la segunda fase de la campaña.
Jaime Mulet es el postulante que mejor lo pasará en estas primarias. Suceda lo que suceda, será bueno para él. En el espíritu del Mundial de 1962, porque "no tiene nada lo quiere todo" y la bajada de Alberto Undurraga lo hace ir a la búsqueda del voto DC que se queda huérfano. Contento, señor, contento.
El problema de ser favorita, pero para otra elección
El caso más complejo de auscultar es el de Carolina Tohá. Si las expectativas pudieran votar, no habría necesidad de hacer la elección. Es la favorita de los medios, de los observadores, la primera en las encuestas y aquella a la que espera la derecha como su contendora más probable. Es decir, la situación es difícil.
Los datos que conocemos son plenamente válidos para la elección presidencial abierta, donde la exministra tiene la primera opción dentro de la centroizquierda. La primaria es una elección muy diferente y más espinosa de afrontar, entre otras cosas porque muchos ven esta etapa como un trámite de menor dificultad cuando sucede exactamente lo contrario. Se puede dar una situación en que, como todos parten de la base de que se gana, cada uno suponga que es otro el que se está dedicando a este "trámite menor" y la sorpresa sea grande el día de la elección.
El mayor peligro consiste en quedarse a mitad de camino. Se puede ser del gusto de los oficialistas, pero más lo pueden ser otros; se puede ser del gusto de los moderados que no quieren a la derecha, pero más puede ser su enojo con el gobierno. Se puede tener más autoridades locales que apoyen, pero ¿quién los motiva para que se muevan por otros que no sean ellos mismos?
Por eso, esta es la campaña más difícil, aunque después se pueda proyectar muy bien. El éxito se identifica con representar una transversalidad con capacidad efectiva de movilización. La corte de notables es para después.
Al final, se trata de cuatro candidaturas que compiten entre sí, pero el éxito de las primarias como proceso depende de la colaboración de todos ellos. Solo juntos la pueden hacer interesante, porque si la participación es baja, nadie habrá ganado.
Tejiendo redes
La derecha también participa en las elecciones primarias. Lo hace movilizando sus recursos comunicacionales y políticos para que el interés en este proceso sea reemplazado por la obligación del gobierno de defenderse ante sucesivos ataques.
El listado de sospechas en circulación en el caso ProCultura es inmenso, el número de hechos probados es inexistente. El que se filtre información de conversaciones laterales que nada prueban es demostrativo de lo poco que se tiene. Este esfuerzo ha conseguido la participación de todos los sectores de la oposición y es la amplitud del coro lo que entrega una apariencia de veracidad a una presentación profesional de afirmaciones sin base probada. La finalidad es amplificar la sospecha sobre la actuación del Ejecutivo y, en particular, sobre Boric.
El objetivo de la derecha consiste en cambiar la agenda de gobierno, consiguiendo que éste dedique parte importante de su energía a responder a emplazamientos, denuncias y acusaciones, quedando la defensiva.
Se trata de hacer invisible el proceso, que de allí pase a una intrascendencia que lleve a una baja participación. El resultado sería que, sin importar quien venza en las primarias, la derrota en la elección abierta estaría garantizada. Importa saber cuál ha sido la reacción del gobierno a los ataques y si está dejando espacio para que las candidaturas presidenciales oficialistas puedan respirar.
En el caso ProCultura, el Ejecutivo no se ha dado espacio para los errores y las improvisaciones. Se ha ceñido al libreto que le es más propio, ofreciendo la máxima colaboración y evitando calificar las intenciones de la fiscalía. De allí no se ha salido.
Las investigaciones no alcanzarán a afectar al Presidente Boric y la oposición lo sabe. Se puede decir, como han señalado los voceros de La Moneda, que el mandatario "no tiene nada que esconder", los más suspicaces creerán más exacto decir que "no hay nada que le puedan encontrar", pero el resultado es el mismo.
La derecha no tiene la ley de su parte, tiene a la sospecha trabajando circunstancialmente para ella. Resultados importantes no existirán. La verdadera reacción política consiste en mantener abierto la competencia presidencial en un ámbito que le es propio y que no se deja contaminar por el cerco comunicacional que la derecha ha tejido para debilitar al oficialismo.
Toda candidatura en primarias debe tomar la ofensiva priorizando los debates que se orienten a las preocupaciones inmediatas y futuras de la mayoría ciudadana. La política de partidos a pocos interesa cuando hay problemas angustiosos para quienes tienen que decidir si irán a votar el 29 de junio. Habrá que comunicarse por las redes sociales porque las otras vías permanecerán cerradas. El éxito de las primarias es un asunto de estrategias a ser implementadas por colectivos disciplinados. Hasta ahora, esa prueba se está pasando.
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