Estos últimos cuatro años han dejado en evidencia -como pocas veces en la historia reciente de Chile- la importancia de contar con gobiernos locales fuertes, profesionales y transparentes. El Caso Fundaciones y sus distintas aristas regionales -que hoy complican a más de un gobernador- son prueba de ello. Sin embargo, la actual carrera presidencial destaca, tristemente, por ser una de las que menos atención ha dado a este tema.
La candidata Matthei repite que "Santiago no es Chile" y reconoce avances a medias, pero sus propuestas se limitan a acciones genéricas y tímidas: planes estratégicos al 2030 o la aplicación de alta dirección pública en cargos clave. Todas son medidas más que necesarias, pero claramente insuficientes para romper la inercia centralista.
El caso del candidato Kast es aún más evidente: no reconoce la inequidad -y menos la inequidad territorial- como una de las emergencias del país. Hace un significativo esfuerzo por identificar las particularidades y dolores locales, pero de ahí no se desprende ninguna medida estructural que permita abordar esa heterogeneidad espacial.
La candidata Jara, por su parte, se queda en menciones dispersas sobre barrios y ciudades -sobre todo en temas de seguridad, prevención y conectividad-pero sin ninguna propuesta destinada a desconcentrar territorialmente el poder político. De hecho, las medidas más importantes van en sentido opuesto (como es esperable en una propuesta comunista).
En los debates, todas las candidaturas coinciden en que el centralismo asfixia, todas señalan que inician sus giras "en provincia", todas reconocen la heterogeneidad del país. Por lo mismo, cuesta encontrar una explicación razonable de por qué ninguno de los candidatos decide avanzar con decisión en el camino del desarrollo territorial.
Lo que se pide -al menos para comenzar- no es más dinero ni más atribuciones para las regiones, sino simplemente hacerse cargo de los problemas que afectan a la administración subnacional: corrupción, despilfarro, escándalos. ¿Qué medidas proponen para evitar otro "Democracia Viva"? ¿Cómo reforzar la probidad municipal? ¿Cómo otorgar poder real y legitimidad a las autoridades regionales electas? Hasta ahora, parece primar más bien el silencio o las evasivas. Incluso en la Cumbre de las Regiones -espacio pensado para este debate- fue difícil salir del lugar común y escuchar una propuesta concreta.
El Presidente Boric prometió entregar más poder del que recibió y no lo cumplió. Todo indica que el próximo presidente tampoco lo hará. Pero al menos los votantes merecen un gesto de sinceridad: si el tema no interesa, que se diga. Solo así podremos tener un debate honesto y, quizás, encontrar algún punto común que nos permita avanzar en el desarrollo territorial.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado