Pago de escolaridad en Cancillería y el doble estándar

Una profunda injusticia ha venido causando el retraso acumulado, desde marzo de este año, de la asignación de recursos financieros para el pago del derecho de escolaridad de los hijos de los funcionarios y funcionarias destinados en el exterior, por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, afectando con ello a más de 100 niños.

Con profunda indignación, tal situación fue informada la semana pasada por la Mesa Gremial integrada por las directivas las asociaciones del ministerio que agrupa a diplomáticos, profesionales y funcionarios (Adica, Aemre y Aprofex), no pasando desapercibida, transversalmente, para algunos cancilleres y a los ojos de algunos congresistas.

La referida asignación de escolaridad, vigente desde 1997, se ha transformado en un derecho adquirido y constituye hoy, una importante ayuda para muchas familias que sirven en el exterior, principalmente.

A lo anterior se añade la posible suspensión definitiva de dicha ayuda, de cara al presupuesto fiscal del año 2026. Esto ha sido justificado por el actual gobierno debido a limitaciones presupuestarias, que curiosamente afectarán en gran parte a la administración que asuma el mando de la nación a partir de marzo de 2026 y cuyo origen se debe a una pobre gestión administrativa-financiera.

Este tipo de medidas restrictivas, que afectan al núcleo familiar, contrasta fuertemente con aquel discurso progresista, inclusivo y contestatario, que fue acompañado en varias ocasiones con despliegue callejero que, a partir de octubre de 2019, padecimos por la subida de 30 pesos del valor del ticket de Metro.

Asimismo, peculiar me resulta constatar que varios diplomáticos, hoy flamantes embajadores nombrados por el Gobierno, quienes en 2019 intentaron paralizar la Cancillería, sumándose -sin consulta a las bases- al llamado paro "pacífico y social" de la CUT, se hayan mostrado "silentes" en este asunto. No los vi golpeando cacerolas en las puertas del ministerio, como sí los vi seis años atrás.

En definitiva, se nos advierte que no hay fondos para esta asignación de escolaridad, sin embargo, sí existen recursos para crear nuevas direcciones, para nombrar nuevos embajadores -como el nuevo representante de Chile ante la Organización de Estados Americanos (OEA), cargo que, por cierto, ejercerá durante menos de un semestre- y para una candidatura al cargo de secretario general de la ONU.

Finalmente, fuentes anónimas me señalan que el déficit del Ministerio de Relaciones Exteriores sería superior a USD 6 millones dólares este año. De ser efectivo, ¿cómo se desarrollará la política exterior en los próximos cuatro años, con medios insuficientes?, frente a un escenario internacional que podríamos calificar de tiempos post normales: "es el resultado de las 3 C: complejidad, caos y contradicción"(1), es decir, incertidumbre. In God we trust.

(1) Cultura de Inteligencia. Un elemento para la reflexión y la colaboración internacional. Fernando Velasco y Rubén Arcos.Herramientas de medición de competencias y conocimiento del analista de inteligencia. Fernando Cocho Pérez. Página 148. PyV. Plaza y Valdés Editores, 2010

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