Presidenciales: ¿Quién será capaz de gobernar?

En las últimas semanas hemos sido testigos de los resultados que ha tenido el proceso de vacunación en nuestro país. Quizás uno de los más auspiciosos a nivel mundial, lo que sin duda siembra esperanza y tranquilidad para todos. Además, las medidas tomadas en la última semana por el Gobierno parecen apuntar a la normalidad, cualquiera sea lo que eso signifique.

Esto se da en un contexto particular, ad-portas de la elección presidencial más relevante que va a tener el país desde el retorno a la democracia. Motivos para sugerir que este proceso electoral es especial hay muchos, sin embargo, hay uno que destaca por sobre los demás: la nueva Constitución. De ser aprobada, ésta podría transformar al futuro Presidente en uno de transición, con un mandato más corto y con la responsabilidad titánica de instalar la nueva Carta Magna. Pero, además, deberá liderar este proceso mientras afronta una serie de desafíos igualmente urgentes.

Por ejemplo, tendrá que hacerse cargo del aumento de la pobreza. No debemos olvidar que como nunca se había visto desde la década de los '90, la pobreza aumentó significativamente durante la pandemia. En concreto, pasó de 8,6% en el año 2017 a 10,8% al año 2020, de los cuales 4,3% corresponden a personas que viven en la pobreza extrema.

A los datos anteriores debemos considerar que América Latina es uno de los lugares más golpeados por la pandemia. En efecto, se estima -según datos de la Cepal- que el continente ha retrocedido entre 15 a 20 años en el combate contra la pobreza, todo de un una vez. Latinoamérica es un barrio pobre y nuestras relaciones con los países vecinos estarán preformadas por esta situación.

Otro tema que estará en la agenda es la inmigración. Cualquiera sea la razón e independiente de los fenómenos sociales que nos han aquejado, Chile es el mejor país de Latinoamérica para muchos vecinos, tanto así que el número de inmigrantes -según datos de INE al 2020- asciende a 1.450.333 personas. Vale decir, entre 4% y 5% de nuestra población es inmigrante, la mayor proporción de nuestra historia. Este fenómeno ejerce una presión inesperada en el sistema de seguridad social, ya que debe hacerse cargo de personas que no estaban originalmente contempladas.

Se suma, además, el estado deplorable y desconfiable en que va a quedar la figura presidencial. Primero fue la nuera de Bachelet la que horadó la figura de la Mandataria; hoy es el propio Presidente de la República el que sale a dar explicaciones de negocios que, si bien no estarían fuera de la ley, se dan en contextos espurios que gatillan una desconfianza feroz sobre el cargo político más importante del país.

Este es el contexto que recibirá al próximo Presidente de la República. Quien sea elegido deberá trabajar muy prolijamente para surfear las olas que se vendrán encima, pues, a los dolores expuestos en esta columna, se suman otros tales como las pensiones, la salud, la educación y la seguridad pública. Todos temas relevantes para la ciudadanía.

¿Quién será capaz de hacerlo? La contienda electoral, según las encuestas actuales, está bastante abierta y aun no logra mostrar nítidamente una imagen ganadora. La pelea es bastante reñida, sin embargo, independiente del nombre ojalá esté a la altura de las necesidades que tiene nuestro país, de lo contrario ¡que Dios nos pille confesados!

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