¿Quién ganó entonces?

En los días 15 y 16 de mayo se realizaron 4 elecciones en forma simultánea. Si bien la participación ciudadana fue menor a la esperada, especialmente si se la compara con el plebiscito del año pasado, no cabe duda que todas ellas representan un sentir inequívoco en la dirección que se piden transformaciones de fondo, estructurales, al estado actual del país. Hay una evidente voluntad transformadora en las votaciones celebradas. Parece que aquellos que hablaban de una sociedad desigual y abusiva tenían algo de razón.

En el ámbito de la elección de constituyentes se reiteró la inequívoca demanda de figuras nuevas, no militantes, para esta tarea. Ya la votación en el plebiscito para determinar quién debería redactar la nueva Constitución lo había indicado. No hubo sorpresas al respecto. La gente no quería a los mismos de siempre. La elección de independientes da cuenta de ello y, en particular, la votación de las "listas del pueblo" expresaban la voluntad nítida que los redactores fueran una expresión genuina de los votantes. Un dato: Los independientes doblan a cualquiera de las otras listas.

Se hace necesario tener presente que la derecha no obtuvo el tercio como lo esperaba y pretendía.

En lo referido a la elección de gobernadores, habrá que esperar las segundas vueltas en 13 de las 16 regiones donde ningún candidato obtuvo la mayoría requerida por la ley, pero conviene hacer notar que, en la mayoría de los casos, siendo la excepción más notable la Región Metropolitana, estas segundas vueltas se dirimirán entre candidatos de la derecha y de la Unidad Constituyente. Sólo en 3 regiones se eligió gobernador en primera vuelta, uno de ellos independiente y los otros dos de la Unidad Constituyente, una de ellas mujer del PS en la Región de Aysén.

En lo que respecta a los alcaldes y salvo comunas de gran visibilidad mediática como Ñuñoa, Santiago, Viña del Mar, Valparaíso y Maipú, que por cierto representan un gran caudal de votos, la gran mayoría de los municipios quedaron bajo el liderazgo de militantes de partidos de la derecha o de militantes de partidos de la Unidad Constituyente e incluso independientes afines a estos conglomerados.

Sí vale la pena detenerse en la votación y elección de los concejales, que por lo demás e históricamente ha sido la elección que mide las coaliciones y las fuerzas políticas que las integran pues allí se vota por candidatos con identidad política clara y por coaliciones declaradas.

Conviene hacer presente que los universos electorales en todas estas cuatro elecciones fue casi el mismo, es decir el número de votantes para los constituyentes fue similar a los que votaron en los otros estamentos. En convencionales votaron válidamente en torno a los 5.960.000 votantes y en concejales votaron, también válidamente, en torno a los 6.060.000 votantes, es decir una diferencia de 100.000 electores entre una votación y la otra.

Y cuáles fueron los resultados. Interesante revisarlos. En la elección de concejales, la derecha, la coalición del Chile Vamos, incluidos los Republicanos, obtuvo en torno a los 2.011.000 votos. Por su parte la coalición Apruebo Dignidad, esto es el Frente Amplio con todos sus componentes, los Regionalistas Verdes y el Partido Comunista, alcanzó 1.440.000 votos; y la coalición Unidad Constituyente obtuvo 2.070.000 votos, es decir fue el pacto más votado.

Pero vale la pena mirar estos datos con más detalle. Mire usted, la UDI obtiene 600.000 votos y RN 780.000 en la derecha. En otra coalición, el PC obtiene 560.000 votos y el Frente Amplio 670.000 destacando RD con 206.000 votos; y en la coalición de la Unidad Constituyente, la DC y el PRO obtienen 700.000 votos, el PS 525.000 y el PPD 400.000 votos.

Y vale la pena considerar también la electividad en materia de concejales. Mientras RN elige a 374 concejales, la UDI elige 294 y Evópoli elige 61. Por su parte, el PC elige 156 concejales y el FA elige 131 en total. En lo que respecta a la Unidad Constituyente, la DC y el PRO eligen 359 concejales, el PS elige 274, el PPD 200 y el PR 174 concejales.

Estas son, aunque gruesas, las porfiadas cifras que cuesta tanto ver.

Tal vez su examen permita ver y entender las decisiones que se tomaron con posterioridad a conocerlas, el temor que provocaron en algunos, especialmente cuando se hacen las sumas por coaliciones y al interior de estas. Estas cifras probablemente permiten entender las razones de algunos para no someterse a primarias y para objetar la participación más amplia en ellas.

La política tiene menos glamour de lo que se cree. De pronto los porfiados hechos, en este caso, las porfiadas cifras, la frialdad de los números y lo ingrato de las sumas, especialmente cuando la perspectiva mediática da por ganadores y por perdedores con tanta facilidad y muchos se dejan llevar por estas apreciaciones normalmente interesadas, conviene mirar estos números y tal vez ser un tanto mas prudente en las afirmaciones que se formulan.

La política se está dejando pautear con demasiada facilidad. A la prisión de las redes se agrega las inequívocas decisiones editoriales de algunos medios, que construyen subjetividades que llevan a entusiasmarse con prontitud, o demacrarse antes de tiempo, a sacar conclusiones equivocadas y peor aún, a tomar decisiones erradas.

Los porfiados hechos, las porfiadas cifras, serán siempre un factor relevante, que por cierto no será lo único que habrá que considerar, pero no se pueden evitar para tomar decisiones acertadas. Por esto siempre será adecuado, luego de ver las cifras completas, preguntarse ¿y quién ganó entonces?

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