Rawls, para entender la política chilena

En respuesta al señor Julio Cesar Pérez, adherente marxista, no sé si de la corriente leninista, estalinista o populista, quien ha denostado a la ideología liberal como causante de todas las miserias de Chile durante los últimos 50 años, incluyendo a la Concertación en la andanada furiosa que realizó hace unos días, haciendo uso de la red Linkedin, la que entiendo, tiene por objetivo la difusión profesional, no ideológica.

Por tal motivo y pidiendo excusas a Linkedin por replicar por este medio las imputaciones del sr. Pérez, pues sus afirmaciones son a mi juicio temerarias y no están fundadas en la historia política de Chile, las que intentaré refutar en la "medida de lo posible", según solía decir el Presidente Aylwin, de feliz memoria para nosotros.

En efecto, en su respuesta a mi primer comentario sobre sus artículos eufóricos sobre el triunfo marxista-estalinista, logrado en las elecciones nacionales recién pasadas, ha calificado a ese primer comentario mío como "razonamiento liberal" y por tanto, criterio inválido para juzgar los últimos 50 años de la vida política del país.

Además, y de una manera a mi juicio impropia, el sr. Pérez se ha permitido incluir en su diatriba contra los 50 últimos años liberales los 20 años de la Concertación, ignorando deliberada y mañosamente que durante el último buen gobierno de la Concertación de M. Bachelet los compañeros ideológicos del sr. Pérez, los comunistas, participaron activa y alegremente del ejercicio del poder, incluso con ministros a horcajadas de dicho gobierno hasta su fin. Incluso los partidos de la Concertación les abrieron generosa cancha para lograr cupos parlamentarios que no merecían por votación propia. Ahora y antes de asumir derechamente el poder, han iniciado su rodeo inspector a todas las instituciones y partidos que no les son afines, con derecho a veto por no cumplir con el test de la blancura.

A la luz de estos hechos, me parece una jugarreta grosera el pretender unir, en un artefacto político extraído de la Antología de la Mala Fe editada por el Partido Comunista, la dictadura militar más cruel y homicida de la historia de Chile, con los autores de su derrota política definitiva, gestión realizada por la Concertación a instancias de la Iglesia Católica, en forma pacífica y sin disparar un solo tiro.

Sin embargo, tal derrota política definitiva de la dictadura de Pinochet fue acompañada, virtuosamente y como carambola, por otra derrota política de signo contrario, esto es la derrota de los brazos armados del partido comunista, que los llevó a ocultar los "fierros", obligando a sus jefes cesantes a vivir del crimen y los secuestros a civiles para financiamiento vil.

Este singular fracaso, al parecer, el comunismo chileno jamás lo olvidó, a pesar de unirse, entusiasta y masivamente, pero a la hora undécima al último gobierno de la Concertación.

Pero hoy es otro tiempo, el tiempo del olvido, pues el compañero comentarista e ingeniero civil electricista Pérez nos quiere enjuiciar ante la historia, provocándonos como titulares del "razonamiento liberal", cuerpo de ideas que actúa -según este señor- como bestia negra, causante de todos los crímenes contra el proletariado, acatando militarmente la orden del día que diera el comunismo a toda su sumisa y disciplinada hueste estalinista, incluyendo por cierto al Frente Amplio y otros compañeros de ruta, los que no se han privado impúdicamente de predicar unidad, para luego vetar al PS, al PPD, al partido de Vlado Mirosevic y al grupo de Pablo Vidal, por considerarlos liberales y por tanto indignos de competir con sus líderes.

Según el PC y el FA, el Partido Socialista debe operarse de sus adherentes, o más bien tumores liberales, a saber el PPD y otros. Es la prueba de la blancura para ascender al Olimpo comunista de Jadue y compañía (¡muy!) limitada.

Pero ¿En qué consiste esta bestia negra, este demonio abominable, denominado "razonamiento liberal o pensamiento liberal", siniestro nudo o agujero negro donde surgen las peores ideas? ¿No es esta la trabazón, el obstáculo ideológico que debe ser desmontado por oponerse dialécticamente como argumento del "hombre de paja" a la marcha triunfal del estalinismo hacia el poder absoluto que hoy reivindica la unión asimétrica, entre el fuerte y fogueado Partido Comunista chileno y el débil y confuso Frente Amplio?

Como dijo la candidata Paula Narváez, el comunismo tiene que haber sentido mucho miedo ante la fuerza histórica del socialismo chileno, capaz de llevarse el santo y la limosna en cualquier primaria posible, dejando al comunismo con la mesa puesta ante comensales ajenos y voraces.

En este contexto y antes de analizar el pensamiento liberal en nuestra perspectiva, en ánimo de la transparencia, debemos decir que no somos tributarios del pensamiento liberal, a pesar de nuestra manifiesta admiración y reconocimiento de los laureles democráticos que luce tal doctrina.

En efecto soy, gracias a Dios, participante de la corriente humanista cristiana desde hace 60 años, que fue ayer, triunfante en la arena política, y hoy derrotada sin apelación por decisión del único soberano, el pueblo de Chile; por razones y errores políticos propios que no vienen al caso en este momento

Sin embargo, derrota no significa muerte, cuando se tiene fe. Nuestro presidente de feliz memoria Eduardo Frei Montalva ya lo decía: Política y espíritu.

Dicho esto, como dicen algunos locutores filosóficos de matinales con cierta reiterada originalidad, no puedo dejar de expresar mi admiración por la claridad conceptual del moderno pensador liberal John Rawls, miembro de una corriente política poderosa, iniciada por Rousseau y Adam Smith que siguen con entusiasmo notables académicos chilenos como el constituyente Agustín Squella y el rector Carlos Peña.

En efecto, John Rawls, (JR) para los amigos, en su ensayo "Teoría Política" nos ofrece a los duros de cabeza que pululan en nuestro paciente país una notable y clara síntesis del pensamiento liberal, la cual me he permitido -a mi vez- resumir a riesgo de traicionar dicho pensamiento, por aquello de "traduttore, traditore". Es una oferta gentil, de capacitación breve que le quiero hacer al ingeniero civil electricista, de la corriente alterna marxista-estalinista-populista seño J.C. Pérez, a manera de pedagogía política de introducción básica sobre el Liberalismo, según las líneas de trasmisión siguientes:

- En primer término, JR establece un primer postulado, esto es la justicia como equidad, fusionando los principios de la libertad con la igualdad. Esta fusión es el objetivo de la sociedad política para JR

- Para conseguir tal fin, JR propone un acercamiento al problema esencial, esto es, la justicia distributiva. O sea, cómo hacer que los menos favorecidos de nuestras sociedades resulten concreta y materialmente en una mejor situación de la que están bajo un igualitarismo meramente nominal

- Por tanto, para que haya libertad verdadera hay que solucionar de raíz las desigualdades sociales de manera que sea posible una esperanza razonable, mediante la cual las soluciones políticas favorezcan a todos y estén ligadas al ejercicio de los cargos y de todas las funciones políticas del Estado

- Para esta superación necesaria de la desigualdad en el propio seno del cuerpo político, JR crea el luminoso concepto de las "ventajas amenazadoras": Los privilegios sociales, el poder político de facto y los talentos naturales

- Dichas ventajas permiten a sus titulares obtener más de lo que es justo. Esto significa que la desigualdad no puede ser el fundamento de ningún principio de justicia

- Dado que la desigualdad forma parte de la sociedad, JR concluye que hay que corregir la arbitrariedad del mundo, establecida y supuestamente legitimada por el contrato social existente entre las personas (ricos y pobres), como frente al Estado (ciudadanos inermes frente al Estado omnipotente). En el fondo, el presunto contrato social comprende supuestos acuerdos sobre una base desigual

- Para corregir esta evidente desigualdad deben crearse instituciones sociales legitimadas y consensuadas por el pueblo soberano

- En este escenario, el pueblo soberano podrá crear, o más bien deberá crear un mecanismo político esencial, esto es la redistribución económica y social que ciertamente mejorará la condición de todos

- Por las razones señaladas y en virtud de que no es posible tal programa liberal en un estado marxista-estalinista o su variante moderna marxista-populista, que tienden naturalmente a la concentración dictatorial del poder mediante la forma de un estado policiaco ad eternum (o sea , a perpetuidad), John Rawls concluye que las democracias occidentales y los partidos social-demócratas están mejor posicionados para asegurar que la necesaria e imprescindible distribución del poder, sea equitativa y por ende, libertaria

Donde exista una necesaria y verdadera alternativa de rotación del poder político, capaz de sancionar mediante el voto popular la incompetencia, la corrupción y el menosprecio de los derechos humanos que ejercen, invariablemente, todas las dictaduras, de izquierda o de derecha, o sea, en una democracia pluralista, el "razonamiento liberal" que desprecia con impropiedad el señor Julio César Pérez, tendrá pleno derecho a sentarse, como un baluarte necesario en la mesa común del concierto democrático.

En este contexto y en mi opinión, no se tiene derecho moral a la barbarie de cuestionar al pensamiento liberal moderno, ignorando en forma absoluta la actualidad y sobre todo la profundidad de John Rawls, liberal como el que más.
Sus ideas viven con honor y para siempre entre nosotros.

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