En estos últimos días el gobierno ha presentado su propuesta legislativa de reforma al Sistema Previsional, que puede llegar a ser el gran avance en la gestión del Presidente Boric, ya que viene a responder a una de las demandas más sentidas del pueblo de Chile y apunta al corazón del modelo neoliberal.
La propuesta considera el establecimiento de un modelo mixto de pensiones, donde se agrega el aporte del empleador (a través del muy comentado 6%) al que ya realizan el trabajador y el Estado. Una fórmula que pretende mejorar de forma inmediata las pensiones de millones de chilenas y chilenos.
Pero más allá de los tecnicismos, como país hoy tenemos la oportunidad de nivelar hacia arriba e iniciar un camino que nos lleve hacia un modelo de seguridad social, eje de una sociedad justa y que garantice una vida digna para todos los habitantes de la patria.
La discusión de las pensiones debe ser la puerta de entrada a un debate más profundo: cómo garantizamos derechos básicos –salud, vejez, trabajo, educación–, no en la medida de lo posible, de los votos en el Parlamento, del consenso a punta de amenazas o de campañas publicitarias del empresariado, sino con una mirada de futuro, de un Chile seguro para todas y todos.
Estamos en un momento donde la gente exige que sus necesidades sean respondidas, no con pensiones de miseria, que ni siquiera se acercan a la línea de la pobreza, mientras las AFP siguen con ganancias desorbitadas –US $324 millones al tercer trimestre–. El Parlamento debe dejar de ser el "empleado del mes" de las AFP y dedicarse a legislar para asegurar una vida digna, no la especulación financiera con los recursos de las y los trabajadores.
Desde la derecha y los sectores pro AFP insisten en asegurar que "la plata es de los trabajadores" para sostener su campaña –por momentos, del terror– contra cualquier reforma que restringe sus ganancias. Eso, sin mencionar que los beneficios que obtienen son con la plata de los trabajadores que se pone en la mesa de la especulación financiera. Dinero que, por cierto, las y los trabajadores poco ven o disfrutan.
Hoy se inician varios meses de debate legislativo y en los medios de comunicación, donde se librará una de las disputas más importantes para garantizar un derecho básico: la vejez digna.
Las y los trabajadores y las organizaciones sindicales no podemos quedar fuera del debate. No nos puede pasar nuevamente lo sucedido con la propuesta de nueva Constitución, en la que fuimos testigos de cómo las AFP se desplegaron y lograron convencer a la ciudadanía de que la propuesta en materia de pensiones era mala.
Es responsabilidad de todos nivelar para arriba y, desde el mundo del trabajo, la debemos asumir como propia por nuestro futuro y el de los que vendrán.
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