Un frente transversal infecundo

Una serie de hechos de extrema violencia, con resultado de muerte y heridos de gravedad y una enorme alarma pública, configuraron una situación de gran gravedad social y política para el gobierno del Presidente Boric. Ante ello, el jefe de Estado definió una agenda con un conjunto de medidas de emergencia, entre ellas la formación de una fuerza de reacción rápida de Carabineros que la semana recién pasada se estableció con 500 efectivos, de un total de más de 1.600; así también destaca la construcción de un penal de alta seguridad, diseñado con los estándares necesarios para impedir que los jefes del crimen organizado dirijan sus bandas desde la cárcel.

Hace años que se han instalado las células mafiosas, así que no hay medidas que eliminen los asaltos y asesinatos en un abrir y cerrar de ojos, pero sí hay hechos que pueden impactar significativamente en la contención y desarme de las bandas delincuenciales.

En especial, un penal de alta seguridad tiene el objetivo de impedir que muchos de los jerarcas del narcotráfico prefieran estar presos, dado que, paradójicamente, están al abrigo de las balaceras y ajustes de cuentas en los recintos de Gendarmería, y también porque desde allí ordenan y controlan las operaciones que siguen realizando sus "soldados" fuera de los penales.

Ahora bien, el Gobierno anunció la instalación de la cárcel de seguridad en un sector de Santiago donde hay diferentes construcciones carcelarias y judiciales. De inmediato surgieron airadas voces en contra, lamentablemente, tanto en el oficialismo como en la oposición. Es una lástima. Un infecundo frente transversal contra la cárcel de seguridad. Francamente absurdo. De ese modo se expresa una inexplicable incoherencia en las fuerzas políticas.

Así es muy difícil avanzar. Donde existen condiciones para impedir que los mafiosos y delincuentes hagan de las suyas, se levanta el rechazo de vocerías políticas que debiesen tener mayor responsabilidad en el tema. Con ese criterio, el Gobierno lejos de fortalecerse se debilita. No es una señal alentadora, nadie se compromete y colabora con la tarea de gobernar.

De ese modo no se logra la simpatía ciudadana que se pretende conseguir. El país requiere enfrentar y resolver la acción de bandas armadas que se apoderan de barrios y poblaciones y cuya capacidad de acción se ve fuera de control.

Son organizaciones mafiosas que reclutan jóvenes para convertirlos en asaltantes y sicarios, distribuir y vender drogas, matones que cobran "protección", practican la trata de blancas y la prostitución. El Estado debe reprimirlos y encarcelarlos, con ese fin, no se puede regatear el respaldo al gobierno en el cumplimiento de esa tarea.

Los pobladores, artesanos, comerciantes, micro empresarios, trabajadores en general, sufren por la acción de estos maleantes convertidos en verdaderos opresores, quienes imponen su voluntad cruel y amenazante, por eso, la izquierda chilena no puede fallarle al pueblo trabajador. En la lucha contra el crimen organizado hay que apoyar al Presidente Boric, ¡ahora!

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