Me encanta cuando un medio de comunicación se convierte en un brillante defensor de la honestidad y denuncia hechos que huelen a fermentación, pero de la mala. Esta vez fue El Mostrador el que alumbró sobre los 17 millones de pesos mensuales de Marcela Cubillos en la Universidad San Sebastián (USS), y por lo que he estado observando la información no ha sido inocua.
Según leo, la Superintendencia de Educación Superior oficiará a la USS por el millonario sueldo de la exministra y tomará parte en la polémica que envuelve a la ahora candidata a alcaldesa por Las Condes; también el Parlamento investigará la sorprendente remuneración y también la Fiscalía Metropolitana Centro Norte abrirá una indagatoria. No olvidar que en dicha universidad trabajaron implicados en el caso Hermosilla como la ministra de la Corte Suprema Ángela Vivanco, el exministro de la Vivienda Felipe Ward y el exfiscal Manuel Guerra.
Es indudable el importante papel que juegan los medios de información en la vida política, son prácticamente indispensables y más en tiempos electorales como éstos. No se trata de hacer pebre la candidatura de Cubillos o tratar como "chaleco de mono" a la universidad en cuestión, esa no es la labor del periodismo. Nuestra labor es mostrar, por medio de la información, toda la podredumbre que sea posible, crear conciencia y ayudar a cambiar las cosas.
¿Algo más? Sí, contribuir a la democracia, como freno a la corrupción y movilizar a la población en la exigencia de rendición de cuentas o de mayor eficiencia. Esas son las ventajas de contar con una prensa que hace bien la pega, obtener algo parecido al regalo de la justicia.
Les propongo estar del lado de la esperanza y pensar que, de ahora en adelante, una de las prioridades de los medios será entregar una información completa e ir más allá del registro, asumir un papel crítico y no se dejarse instrumentalizar por políticos que ven en la corrupción ajena un argumento de ataque a los contrarios quienes, a su vez, se defienden con la misma arma de modo que las audiencias concluyan que unos y otros son lo mismo, que no hay nada que hacer. Si albergo tanta esperanza, deben agradecérselo a Ciper Chile y a El Mostrador por hacer un buen trabajo.
Por de pronto, no me puedo quejar de aburrimiento. Los acontecimientos, casi todos rodeados por una bruma funesta para algunos, se precipitan a una velocidad que cuesta trabajo procesar. Pero para todo en esta vida, hasta para tener esperanza se necesita suerte, y la tengo ¡Ah! y quienes estén pensando en postular a un cargo de profesor universitario o investigador, pongan en sus pretensiones de sueldo 17 millones. Cuántos más ceros tenga, mucho mejor.
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