Una tarea pendiente

Hemos sido testigos de la mayor expresión de descontento ciudadano respecto a la situación política, económica  y social del país desde que recuperamos la Democracia.

En dichas manifestaciones  ha estado presente la expresión legítima, pacífica y tranquila de miles de chilenos, pero también la violencia descontrolada de delincuentes que han abusado del descontento de la gente para crear un ambiente de confrontación que el país no quiere y rechaza. Esta actitud extrema  debe recibir el máximo rechazo y condena.

Lo ocurrido estos días tiene su explicación en el malestar de la ciudadanía con un sistema que ha hecho crisis. Un sistema que ha fomentado la desigualdad y la injusticia en un país  que si bien ha crecido en su desarrollo económico, no ha tenido la capacidad de asegurar una distribución equitativa de dicho crecimiento.

La expresión ciudadana no puede ser analizada, tan solo como un tema de orden público o de simple malestar con determinadas medidas gubernamentales del actual ejecutivo. El tema es mucho más profundo.

La inequidad social,  las políticas en áreas como salud, tarifas de servicios básicos, jubilaciones, inseguridad ciudadana, distribución del ingreso son solo algunos de los temas que hoy han provocado la reacción de una ciudadanía que se había mantenido extremadamente silenciosa y tranquila frente a un sistema que no logro conseguir una país “justo y bueno “para todos los chilenos.

A esto se debe incorporar el rechazo ciudadano a las instituciones y actores políticos y/o sociales que no han sabido interpretar y representa sus inquietudes y aspiraciones.

Lo que hemos visto estos días en un rechazo al sistema imperante.

Esa crítica situación que hoy pone en riesgo la paz social y el eficiente y adecuado funcionamiento de nuestra democracia, requiere de acciones inmediatas que en el corto y mediano plazo logren revertir el sentido de pertenencia de los chilenos con su sistema político.

Esto exige  de todos los organismos de la sociedad, y especial de los partidos políticos y organizaciones intermedias de representación popular un cambio  radical en su rol y actitud, de mayor responsabilidad y  compromiso con avanzar en la creación de un sistema que de verdad asegure un desarrollo equitativo del país.

Es el momento de comenzar primero por  calmar el ambiente político y social y eso requiere de  mayor seriedad y responsabilidad en el accionar de todos los dirigentes y/o autoridades del país.

Contribuir a buscar soluciones a los  temas puntuales que hoy afectan a la ciudadanía, sin pretender sacar pequeños dividendos de la crisis que se vive.

Terminar con la guerrilla  política existente en el país, en los últimos tiempos y de la cual todos tenemos responsabilidad.

Comenzar a demostrarle a la gente que los actores políticos y sociales tendrán la voluntad, decisión, coraje y contenido para iniciar el proceso de real rencuentro con la gente y que sabrán asumir de verdad las inquietudes ciudadanas, dejando a un lado las malas prácticas y por sobre todo la pretensión de imponer al resto de la sociedad, tan solo sus propuestas ideológicas o políticas.

La actual crisis requiere de un Gran Acuerdo Nacional que logre dar tranquilidad a los chilenos  y avanzar en la solución de los problemas inmediatos.

Logrado  el objetivo de calmar la inquietud ciudadana y demostrar con humildad que hay disposisión a escuchar de verdad a los chilenos se podrá recién avanzar en el anhelo de aspirar a contar con el apoyo ciudadano para avanzar en formulas políticas de otra naturaleza.

El primer paso es un gran acuerdo nacional que pacifique el país.

Por otro lado la actual oposición tiene además una gran responsabilidad.

Buscar un  acuerdo Político-Electoral que tenga la capacidad de construir una formula  que construya una potente Agenda Social y Política que de verdad interprete a la ciudadanía. 

Sin cálculos mezquinos de beneficios partidistas.

Sin pretender imponer particulares visiones ideológicas.

Sin descalificar a priori el accionar de los otros.

Hoy la oposición tiene la mayor de las responsabilidades en saber cuidar el bienestar de los chilenos, la Paz y la Democracia.

Hoy es la oposición quien debe pensar en cómo entregar a  los chilenos una fórmula que de seguridad, tranquilidad y viabilidad al futuro del país.

Y eso requiere seriedad, realismo, contenido y generosidad.

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