Una vez más, la hora ciudadana

No hay plazo que no se cumpla... Se acabó el tiempo de la Convención, que terminó de votar las propuestas de contenidos de las comisiones temáticas, y ahora comienza nuevamente el tiempo de las definiciones ciudadanas. La decisión final, como corresponde, va a estar en manos de las personas que vayan a votar en el plebiscito del 4 de septiembre.

El informe final, que se presentará este lunes en Antofagasta, se puede analizar desde lo técnico, desde los contenidos y desde lo político.

Desde lo técnico: Son poco menos de 500 artículos, casi el triple que la Carta Magna actual y superior incluso a las muy extensas constituciones de Ecuador y Bolivia. Se trata de una Constitución muy parecida a un cuerpo legal, con detalles de aplicación de cada norma, lo que la vuelve obesa para algunos, detallada para otros. En palabras del convencional Fernando Atria, la propuesta "no va a destacar por su calidad o belleza técnica".

En los contenidos, se trata de una propuesta que conlleva una serie de cambios radicales en la forma en que entendemos Chile, sus instituciones, su modelo de desarrollo y su futuro. Nos dejará una propuesta con un sistema democrático más débil que el que tenemos actualmente, con menos poder para las regiones y con la posibilidad de que la coalición política de turno que se haga con el poder pueda actuar sin contrapesos políticos, ni ciudadanos.

Más contenidos a analizar, para que los revise con su propia evaluación, el de un Estado que se define como plurinacional, con escaños reservados y autonomías territoriales indígenas. Un sistema de justicia diferenciado también, según sea el origen étnico del ciudadano. Un sistema de salud único que garantiza la atención de los pacientes, pero no la oportunidad, no la atención a tiempo. Fuerzas Armadas restringidas al cuidado de las fronteras, sin la posibilidad de realizar las labores históricas de apoyo al resguardo ciudadano en situaciones de catástrofe, por ejemplo.

Hay ausencias que también son importantes. Se negó la opción de incorporar una Defensoría de las Víctimas, pese a que es una demanda a gritos de la ciudadanía. Se rechazó entregarle atribuciones contundentes, de peso, a la representación política de las regiones, en, justamente, la Cámara de las Regiones. Una paradoja en sí misma.

Por último, en lo político, se trata de una propuesta que jamás se construyó en un ambiente de diálogo y apertura, con los elementos necesarios para construir "la casa de todos". Buena parte de la izquierda "se llevó la pelota para la casa" y de esta forma se farreó la posibilidad de construir una propuesta de Constitución que de certezas y se proyecte a los próximos 40 o 50 años. Claro que es para achacarse, porque habiendo votado apruebo en el plebiscito de entrada, con el convencimiento de que era una gran oportunidad para Chile, hoy mi sentimiento, como seguramente el de muchas y muchos, es de decepción.

El 4 de septiembre, gane el apruebo o gane el rechazo, ese escenario ya no fue y, por cierto, huele a fracaso. Aún resta el trabajo de las comisiones de Armonización y de Normas Transitorias, pero el resultado ya está y son ustedes, los ciudadanos, los que tienen que definir qué hacer con esta propuesta.

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