Relación "no bilateral" con Rusia: Anómala curiosidad de la política exterior de Chile

En su primer acto soberano de política exterior, el Presidente Patricio Aylwin Azócar reestableció el domingo 11 de marzo de 1990 las diplomáticas con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) -rotas por parte soviética el sábado 22 de septiembre de 1973, con motivo del cruento golpe militar en nuestro país -. Las actuales e ininterrumpidas relaciones bilaterales entre Chile y la Federación de Rusia, como la continuadora estatal de la URSS en las relaciones internacionales, y en la ONU como miembro permanente de su Consejo de Seguridad, siguen desarrollándose con absoluta y plena normalidad; considerando bien la Convención de Viena de Relaciones Diplomáticas y el beneficio y respeto mutuos entre iguales hasta el viernes 11 de marzo de 2022, con una base histórica en las relaciones bilaterales de Chile con la URSS, en particular desde su restablecimiento el 24 de noviembre de 1964, a 20 días del inicio del gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva.

Sí debemos recordar que hubo un corto período de relaciones diplomáticas y consulares chileno-soviéticas, desde el 11 de diciembre de 1944 hasta el 21 de octubre de 1947, fecha en que el gobierno del Presidente Gabriel González Videla decidió y comunicó la ruptura de relaciones. Y se inició un furibundo "antisovietismo" (hoy "rusofobia"), más un represivo "anticomunismo", subyacentes, con distintas intensidades y variadas autorías, en la sociedad chilena hasta estos tiempos más actuales, con cinismos y prejuicios vigentes. Y súmese hasta ahora los intentos de tergiversación histórica sobre la victoria soviética en Segunda Guerra Mundial ante el nazismo.

Desde el punto de vista de la historiografía y sus fuerzas profundas, los vínculos chileno-rusos se pueden considerar de antigua data, ejemplificados con la llegada a nuestro principal puerto militar, Talcahuano, del bergantín ruso "Rurik", en misión exploratoria de carácter científico en febrero de 1816, donde permaneció hasta marzo. Y zarpó a nuestra isla de Rapa Nui, directamente, sin tocar Valparaíso, para llegar el día 28 de ese mes.

No se trata solo de simbolismos, por cierto muy relevantes y valiosos, sino que -sobre todo- de sus significados a considerar oportunamente. En efecto, 180 años después de aquel hito remarcable, llegaba al puerto de Talcahuano, en enero de 1996 y por cuatro días, el buque escuela "Kruzenstern" de la Academia Báltica Estatal de la Federación de Rusia, reafirmando que, a través de la inmensidad del Océano Pacífico, existe una enorme potencialidad estratégica para el desarrollo de las relaciones bilaterales chileno-rusas, en estos años y las próximas décadas del siglo XXI, en múltiples esferas de la cooperación.

Sí se requerirá de una política exterior bilateral sin cinismos y prejuicios inveterados, ni con irrespeto diplomático de una parte, en el decurso ulterior de las relaciones chileno-rusas
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Más recientemente, con ocasión de la muerte del expresidente Piñera, el presidente de la Federación de Rusia, Vladímir V. Putin, envió condolencias, dirigidas al Presidente Gabriel Boric Font: "Estimado señor Presidente, expreso mi más sentido pésame por el trágico fallecimiento del ex presidente de Chile, Sebastián Piñera". Ahí remarcó Vladímir V. Putin: "Él hizo una sustancial contribución personal al desarrollo de relaciones amistosas entre Rusia y Chile". Y agregó: "Tuve la oportunidad de conversar en persona con este eminente líder político y voy a guardar siempre una buena memoria de él".

Y empresarios conocieron del 27° Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF'24), del 5 al 8 de junio de 2024. En Santiago, el 30 de abril el CEO de organizadora Fundación Roscongress, Alexánder A. Stuglev, señaló que "el SPIEF es una plataforma clave para la creación de nuevos vínculos entre Rusia y Chile, brinda a los participantes la oportunidad de encontrar socios y crear nuevos proyectos. Vemos el interés de la parte chilena en la cooperación con Rusia y esperamos que nuestro evento se convierta en un poderoso incentivo para ampliar las relaciones bilaterales, mutuamente beneficiosas y fructíferas", en lo comercial, económico e inversor. Representantes de 139 países asistieron. ¿Es el fracaso de las sanciones antirusas?

Pero estos empresarios, y otros interesados en el desarrollo y diversificación de esta relación chileno-rusa, se han encontrado con una anómala curiosidad distintiva en nuestra política exterior en la esfera político-diplomática: La existencia de una relación "no bilateral" de Chile con la Federación de Rusia, actualmente y desde el inicio de nuestro actual gobierno, afectando, burocratizando, desestimulando, dificultando y/o limitando cualquier emprendimiento.

En efecto, en esta relación "no bilateral" actual se ha constatado que desde el Minrel no se mantiene comunicación real con encargados y representantes de la misión diplomática de la Federación de Rusia, ni interlocución básica e inherente con un país con su sede establecida y embajador residente en Santiago. Sin ni siquiera mínimos acuses de recibo; sin casi respuestas a comunicaciones oficiales ni a los intentos de contactos necesarios; sin diálogo actualizado, obvio y regular, de sus diplomáticos acreditados con autoridades nacionales correspondientes, en distintos departamentos y divisiones ministeriales y con sus directivos respectivos, y, sin el otorgamiento de audiencias, desde el lunes 14 de marzo de 2022. Además, olvidando que la Presidencia 2024 de los BRICS+ (ahora con 10 miembros, 9 de ellos con misiones diplomáticas instaladas en Santiago) es ejercida por parte de la Federación de Rusia, miembro fundador.

En cambio, nuestra embajada en Moscú, con embajador residente, el diplomático de carrera Eduardo Escobar Marín; y nuestro consulado, con su cónsul Patricio Javier Quintremán Lara, tercer secretario a cargo de diversas esferas bilaterales y tareas, son recibidos en Ministerio de Asuntos Exteriores (MИД) y su Departamento Latinoamericano (ЛАД); tienen contactos oficiales regulares e inherentes a sus respetables y respetados cargos; desarrollan todas sus actividades diplomáticas y consulares, con sus debidas contrapartes oficiales y protocolares rusas, y, son atendidos sin ninguna discriminación, exclusión, inconveniente y/o veto alguno.

No hay justificación para esta anómala relación "no bilateral" chileno-rusa, ni aun con las conocidas posiciones políticas muy discrepantes sobre algunos asuntos de la actual arena internacional, en particular en cuanto temáticas propias de las relaciones ruso-ucranianas, anticipadas, documentadas, informadas e iniciadas desde el año 2014, y continuadas pos el 24 de febrero de 2022, con una confrontación militar especial, en pleno avance hacia la edificación de un mundo multipolar ya inevitable, demandante de una seguridad indivisible.

Inédito caso de relación, afectando principios de "la institución de la diplomacia", que "ha resistido la prueba de siglos y ha demostrado ser un instrumento esencial de cooperación eficaz en la comunidad internacional, que permite a los Estados, a pesar de las diferencias de sus sistemas constitucionales y sociales..." [CIJ. Recueil 1979, p. 19, par. 39], con una potencia euroasiática, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y con muy destacado embajador residente, conocedor de países sudamericanos, acreditado el 17 de marzo de 2021.

Estimaría, responsablemente, que la conocida posición política de nuestro Presidente de la República, de adhesión abierta y compulsiva a los puntos de vista de la parte ucraniana, en las aludidas relaciones bilaterales lejanas, tampoco explicaría o podría justificar, fundadamente, la situación demostrada, en tanto ya es una curiosidad distintiva en nuestra política exterior.

Es más, tiendo a creer que S.E. no está bien informado de situación al detalle, comprobable y expuesta, sobre este caso de muy anómala relación "no bilateral", instaurada por la parte chilena desde el Minrel en todo el período considerado y constatado, salvo que existiera una 'instrucción no escrita' específica dada a sus altas autoridades, lo que sería grave e impropio.

Sin embargo, creo que la situación expuesta quizás podría vincularse, a lo mejor, con una precipitada toma de posición de S.E., cuando aún solo era Presidente electo y se preparaba en la sede del IEI, y que diera a conocer vía redes sociales, en una conducta que aparece muy inhabitual, e incluso como algo no prudente, en su condición en ese muy corto período entre el jueves 24 de febrero y el jueves 10 de marzo de 2022. Se trata de su tuit del 27 de febrero de 2022: "Como futuro Presidente de Chile recomiendo encarecidamente se tomen 9 minutos para ver este discurso del presidente de Ucrania Volodímir Zelenski al pueblo de Rusia". En esas mismas dos semanas, estando ya de ministra de Relaciones Exteriores (s) la conocida académica y analista Carolina Valdivia Torres, desde el Minrel se intercambiaba y se requería información con la misión diplomática de Rusia, bajo la plena responsabilidad política internacional de un gobierno aun en pleno ejercicio.

Y tengo en cuenta, y me fortalece haciéndome convicción, lo que expresara S.E. el 16 de mayo de 2024, en una actividad oficial en la casa central de la PUC: "Es importante que quienes tenemos responsabilidades de gobierno, pero por sobre todo de Estado, seamos capaces de mirar más allá de esa coyuntura semanal, de la tentación del like, de la tentación del retuit". Y agregó, quizás también con algo de introspección muy personal, que "hoy día ustedes pueden revisar en redes sociales, hay muchos presidentes actualmente en ejercicio que están constantemente peleando y discutiendo a través de redes sociales". Y reconoció: "Yo como diputado era muy bueno para eso". Lamentablemente, no consideró sus semanas de Presidente electo, extensivas a ese tipo de criticada y autocriticada referencia, "a tener también otra conducta respecto a estos temas". Y, más aun, al tratarse de temas cardinales.

Vale desarrollar toda la potencialidad en esferas de cooperación e intercambio para enmendar actual relación "no bilateral" chileno-rusa: En la Antártica (con la expedición de enero de 1820 de los navegantes rusos Fadej Bellinshaussen y Mijaíl Lázarev); lo aeroespacial; la ciencia; el comercio exterior; la cultura; el deporte; la educación superior, ya con más becas; las energías renovables; la innovación y la IA; la investigación; la minería; lo técnico-militar, y, la tecnología tienen reales perspectivas y posibilidades, para así recuperar esas "relaciones amistosas entre Rusia y Chile", con ayuda mutua y respeto diplomático. Además, nuestro país sería el principal beneficiado del encuentro de dos miradas distantes, con alfabetos latino y cirílico, en geografía y en cantidad poblacional.

Por último, curiosamente, el alma rusa tiene bastante de nerudiana, en dignidad, humanismo, justicia, patriotismo y sencillez, asumidos como valores tradicionales.

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