Construir la igualdad

Andrés Moro

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Como Iglesia de Santiago nos hemos vinculado con realidades que afectan la dignidad y calidad de vida de las mujeres, pero también hemos sido testigos de cómo pese a las dificultades, ellas viven procesos de empoderamiento y desarrollo.

Hemos visto a las artesanas y emprendedoras que buscan su autonomía económica, a las dirigentes sociales que abogan por una vivienda digna, a las mujeres que han sufrido violencia y quieren levantarse con un nuevo proyecto de vida sin violencia, a las madres adolescentes que optan por la vida y a las mamás que estando privadas de libertad forjan junto a sus hijos su futuro como camino a la reinserción. Nos alegra la participación de las adultas mayores, de las agentes pastorales y de las que hacen voluntariado.

Fortalecer el potencial de las mujeres en el trabajo y progresar en la reducción de la brecha entre salarios de hombres y mujeres, serán la base para construir un país sin pobreza, próspero y sostenible.

Avancemos en reconocer y recompensar el trabajo no remunerado que supone el cuidado del hogar y la familia hecho mayoritariamente por mujeres y en redistribuir estas tareas equitativamente entre hombres y mujeres. Igualmente, se deben eliminar las brechas en el liderazgo y toma de decisiones, en el emprendimiento y en el acceso a la protección social.

El Papa Francisco nos interpela con el rol fundamental de la mujer en los diferentes ámbitos de la vida y en el marco de las transformaciones culturales y sociales, su papel en la familia, en la sociedad y en la Iglesia.

Son muchos los desafíos, también para la Iglesia, en la promoción de la dignidad de la mujer y su aporte en distintos espacios. Ellos son parte del caminar que asumimos, donde su voz está presente y nos ayuda a discernir los signos de los tiempos en materia de igualdad.