Elecciones en el Colegio Médico ¿es mejor tener un gremio "apolítico"?

Se aproximan las elecciones en el Colegio Médico y compite por la reelección la Dra. Izkia Siches, contra el Dr. Renato Acuña. La propuesta de este último ha sido "despolitizar" la asociación, argumentando que durante el mandato de la Dra. Siches se habrían dejado de lado  los intereses del gremio por defender ciertas banderas políticas ¿Es esto así?.

El actual Colegio Médico ha tenido una opinión en todos los grandes temas sanitarios, que son, al mismo tiempo, grandes temas políticos. El más evidente ha sido el   manejo de la pandemia, pero también la asociación gremial ha sido activa opinando respecto a la reforma al sistema de salud -donde aboga por un seguro único de salud- o una Ley de Fármacos, que promueve el uso de medicamentos genéricos para bajar costos de atención en salud.

En ese sentido, el Colegio Médico sin duda se ha "politizado", interviniendo activamente en la discusión legislativa y comentando diariamente el accionar del Ejecutivo en la pandemia. Al hacer esto, sin embargo, lejos de alejarse de los “asuntos gremiales”, la organización los está defendiendo con mayor intensidad.

Del financiamiento adecuado del sistema de salud depende en gran medida la calidad de la atención médica. La salud de los pacientes, en tanto, está determinada al menos en un 70% por elementos ajenos a ella. En muchos de estos temas, hay leyes por las cuales el colegio médico ha hecho lobby, impuestos al diésel o ley que protege a niños de la publicidad del tabaco.

Son posturas evidentemente políticas, sí, pero la verdad es que necesitamos más de eso, no menos. Se podrá cuestionar quizás el carácter participativo de los temas a defender, es decir, si la postura frente a distintas leyes ha sido decidida en plebiscitos entre los afiliados, como por ejemplo lo hace la asociación médica del Reino Unido.

No obstante, difícilmente podrá argumentarse que esas medidas no impactan en el quehacer de médicos y en la salud de los pacientes. Más aún, en general han sido posturas históricamente defendidas por los especialistas en salud pública.

Por otra parte, si la orden profesional no participa en política, opinando sobre el accionar del ejecutivo en salud o  las leyes que afectan al sector y a los pacientes ¿quién lo hace? La respuesta es evidente, la industria.

 En Chile, lamentablemente, no tenemos datos por empresa, pero por ejemplo en Estados Unidos la manufactuación que más gasta en lobby es la sanitaria, que invirtió en este item 567 millones de dólares el año 2018 (la mitad de ello utilizado por la industria farmacéutica) y destinó en promedio cinco lobistas por cada miembro del Congreso a pujar por legislación que favorezca su negocio.

Otros rubros no se quedan atrás. Empresas de combustibles y automóviles, o productoras de alimentos no saludables, también están entre las que más gastan en lobby. Todas estas empresas, podrían ver reducidas sus utilidades si se aprueban algunas de las reformas que apoya el Colegio Médico, como por ejemplo la promoción de medicamentos genéricos.

Las industrias tienen derecho a hacer defensa pública de sus intereses. Sin embargo, es importante que exista una contraparte fuerte, respetada por la sociedad, que pueda opinar e intervenir en el debate político poniendo la ciencia por delante y no sólo un particular interés económico.

Al hacerlo, defiende simultáneamente los intereses de médicos y pacientes.

Si por el contrario, el Colegio Médico se convierte en una institución ajena a este debate y centrada solo en generar descuentos en tiendas comerciales para asociados o en mejorar el club de campo, habrá fallado doblemente: a sus afiliados y al país.

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