La señora Marta vive en Bajos de Mena, Puente Alto. Tiene 62 años y nunca se ha hecho una mamografía, al igual que el 60% de las mujeres en Chile. Algunas de las razones para esto es que este examen nunca estuvo disponible en el consultorio donde está inscrita. Sin embargo, este año algo cambió. Su vecina le comentó que trajeron una nueva máquina a la comuna, con la que podría hacerse una mamografía sin necesidad de ir al hospital u otro centro de salud lejano y desconocido. Así fue como el lunes a las 10 de la mañana se hizo la primera mamografía de su vida.
Luego de 23 minutos y a 33 kilometros del consultorio de Puente Alto, la Dra. Garrido, radióloga subespecialista en imagenología mamaria, analiza el examen en las dependencias del nuevo Hospital Digital.
La profesional detecta una imagen sugerente de un pequeño cáncer de mama. Rápidamente la deriva vía online y tras realizarse la biopsia correspondiente se confirma el diagnóstico. La paciente es sometida a cirugía, la que afortunadamente logra curar el cáncer de mama que fue descubierto cuando aún era tiempo de hacer algo al respecto. La Sra. Marta recibió una atención oportuna. Tuvo mucha suerte considerando que el cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer entre las mujeres chilenas.
Esta historia de final feliz, al igual que sus protagonistas, es ficción pura. Sin embargo, la metodología descrita es completamente real y ya existe en Chile. Durante décadas fue imposible pensar que un equipo de última generación estuviese en un consultorio periférico.
Más imposible aún, disponer de un subespecialista en ese lugar. Sin embargo, el actual gobierno ha tomado la decisión de invertir en mamógrafos de alta calidad para implementarlos en diversos consultorios del país.
Los análisis de esos exámenes radiológicos se harán a distancia en el Hospital Digital, permitiendo que miles de personas de Fonasa puedan detectar un cáncer a tiempo, siendo sus imágenes observadas por médicos especialistas de primer nivel, evitando así largas enfermedades o la muerte, y ahorrando además millones de dólares en tratamientos gracias a la intervención temprana.
El desarrollo de la digitalización de la información médica, los nuevos estándares de transmisión de datos y la creación de sistemas de integración de los distintos niveles de atención de salud han hecho posible ampliar la cobertura de múltiples prestaciones con calidad comparable a la de los países más desarrollados, lo que hasta tan sólo algunos años, era privilegio de pocos.
A pesar de los beneficios evidentes, actualmente existe un debate en el ambiente político y también en el técnico respecto de la utilidad y pertinencia del Hospital Digital.
Si bien hay aspectos que pudiesen requerir ajustes y optimizaciones varias, criticar la idea central del proyecto se transforma en un agravio contra los pacientes, quienes deben ser el foco de toda política pública en salud.
Nada parece más justo que poder entregar prestaciones de diversas especialidades a personas que por motivos económicos o geográficos, simplemente no tienen acceso al igual que otros y otras.
Quienes trabajamos en salud pública y convivimos con las distintas realidades sociales de los pacientes, entendemos el alto valor que tiene la descentralización de prestaciones para que sean resueltas en la Atención Primaria y se diagnostiquen a tiempo.
Ejemplos positivos internacionales hay muchos. En Noruega el programa TeleECG ofrece analisis de electrocardiograma de forma remota desde 1995, habiendo mejorado en un 15% y 20% los resultados de los pacientes.
Por su parte, un 25% de los países miembros de OMS tienen un programa o política nacional de telemedicina. El Swinfen Charitable Trust Telemedicine Network es una ONG similar al proyecto chileno de Hospital Digital basado en la experiencia inglesa y que ofrece desde 1999 telemedicina gratuita para paises en vias de desarrollo.
Cuando vemos la necesidad de incluir nuevos cáncer al financiamiento estatal via Auge, surge también la necesidad imperiosa de que dejemos las discusiones mezquinas y avancemos en prevención. La señora Marta merece un diagnóstico oportuno, le debemos la posibilidad de ganarle al cáncer y de seguir disfrutando la vida junto a los suyos.
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