Lamento la pérdida del destacado médico y excompañero de universidad Roy Sothers, quien nos dejó recientemente a causa de un cáncer gástrico. Su partida nos recuerda la importancia de tomar acciones concretas para prevenir y detectar tempranamente esta enfermedad, que en Chile es la primera causa de muerte en hombres y la tercera en mujeres por este cáncer, y que cobra la vida de aproximadamente 3.200 personas cada año.
La historia de este destacado profesional nos invita a reflexionar sobre cómo podemos mejorar nuestras políticas y acciones en la salud para evitar que más vidas se pierdan por causas que pueden ser prematuramente diagnosticadas.
Este año, he solicitado en cuatro ocasiones a la Comisión del Trabajo de la Cámara que se ponga en tabla un proyecto de mi autoría, que busca otorgar un permiso especial para que los trabajadores y trabajadoras puedan realizarse exámenes preventivos que permitan detectar a tiempo lesiones en su etapa inicial y la presencia de la bacteria Helicobacter pylori. Esta bacteria está presente en más del 50% de la población chilena y, según estudios, es un factor de riesgo claro para el desarrollo del cáncer gástrico.
Según datos avalados por la OMS, esta bacteria es altamente cancerígena, y tendría una importante correlación entre el H. pylori y la aparición de cáncer digestivo en un período aproximado de 10 años.
La idea central es que los trabajadores puedan disponer del tiempo necesario para realizarse una endoscopía gástrica o una paraendoscopía, exámenes que permiten explorar el esófago, el estómago y el comienzo del intestino delgado o duodeno.
Aunque estos procedimientos son seguros e inocuos, requieren de anestesia y un proceso de recuperación. Sin embargo, son fundamentales para detectar lesiones en etapas tempranas, cuando aún son tratables y las probabilidades de curación son mucho mayores. La prevención y la detección temprana son nuestras mejores armas contra esta enfermedad silenciosa y mortal.
Por eso, hago un llamado a mis colegas diputados y diputadas para que apoyen este proyecto, que no tiene ningún color político, sino que su único objetivo es salvar vidas. La realidad es que enfermedades tan dramáticas como el cáncer no hacen distinciones sociales ni económicas; afectan a todos por igual.
En Chile, la tasa de sobrevida a cinco años del cáncer gástrico es de apenas 10%, mientras que en Japón, con una morbilidad similar, esa tasa alcanza el 90%. Esto demuestra que, con políticas preventivas y detección temprana, como las que se implementan en ese país asiático, podemos cambiar radicalmente el pronóstico de quienes enfrentan esta enfermedad en nuestro país.
Es fundamental que tomemos conciencia de que la salud no puede ser un privilegio, sino un derecho. La implementación de medidas que faciliten el acceso a exámenes preventivos y que permitan a las y los trabajadores disponer de tiempo para cuidar su salud puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. La lucha contra el cáncer gástrico requiere compromiso, voluntad política y una visión integral que priorice la prevención.
En memoria de todos y todas quienes perdieron la batalla contra esta enfermedad, hago un llamado a la acción. No podemos seguir permitiendo que la falta de políticas preventivas siga cobrando vidas. Es hora de actuar, de poner en marcha medidas concretas que protejan a nuestra población y que nos permitan avanzar hacia un sistema de salud más justo, preventivo y efectivo. La vida de nuestros compatriotas vale más que cualquier discusión política; salvar vidas debe ser nuestra prioridad número uno.
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