La salud en disputa: propuestas que pasaron a la segunda vuelta

El sistema de salud chileno se ha convertido en uno de los temas más sensibles y con más promesas dentro del debate presidencial. Existe un diagnóstico compartido: el modelo actual está en crisis. Las listas de espera, la escasez de especialistas y la fragmentación institucional entre Fonasa, isapres y prestadores público-privados reflejan un sistema tensionado. Lo que divide a los candidatos no es el problema, sino la manera en que van a abordar la solución, vale decir, sus estrategias de financiamiento y gestión. En el fondo, se enfrentan dos visiones del rol del Estado: una que apuesta por fortalecer el sistema público y otra que confía en la eficiencia, la competencia y la colaboración público-privada.

En los próximos días, será clave ver cómo los dos candidatos electos para la segunda vuelta -Jeannette Jara y José Antonio Kast- integrarán las propuestas de quienes quedaron en el camino para ampliar mayorías.

Desde la izquierda, Jeannette Jara propone un Estado activo que garantice atención primaria universal, fortalezca Fonasa, integre las redes asistenciales y entregue una mayor capacidad de gestión pública. Su programa habla de aumentar la productividad de pabellones, impulsar la telemedicina y aplicar inteligencia artificial para controlar licencias médicas, buscando eficiencia sin renunciar al principio de universalidad.

Ya dio señales de apertura en su discurso del domingo, señalando la opción de integrar en su programa la devolución del IVA de medicamentos, planteada por Franco Parisi; y reducir los tiempos de espera oncológica, propuesta hecha por Evelyn Matthei. Su desafío es mostrar que puede modernizar el Estado, sin volverlo más rígido, avanzando hacia una mayor eficiencia sin perder la promesa de universalidad.

En la vereda opuesta, José Antonio Kast propone medidas de choque como declarar una emergencia sanitaria nacional, para reducir las listas de espera mediante convenios público-privados, ampliar horarios hospitalarios e implementar una mayor digitalización. Tras los resultados electorales, adelantó que trabajará durante los próximos días para mejorar la atención oportuna en salud con unidad. Kast necesitará mostrar que su énfasis en la eficiencia no significa desatender los problemas estructurales del sistema público, ni perpetuar brechas existentes.

A pesar de sus amplias diferencias, hay un punto de convergencia transversal: los programas reconocen la urgencia de disminuir listas de espera, modernizar la infraestructura tecnológica, avanzar en la ficha clínica electrónica y potenciar la telemedicina. Sin embargo, no explicitan cómo enfrentarán las brechas de ciberseguridad o la falta de personal especializado para sostener esa transformación. Tampoco abundan propuestas detalladas sobre retención de profesionales de la salud, uno de los nudos críticos del sistema.

En definitiva, la elección del próximo 14 de diciembre nos plantea un reto: si la crisis de salud se resolverá gastando más o gestionando mejor, y si el derecho a la salud se garantiza centralizando el poder o fortaleciendo la gestión descentralizada con rendición de cuentas. Más que un debate sobre salud, es una discusión sobre el tipo de Estado que Chile quiere construir.

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