Hacer del sector salud chileno uno más justo y equitativo para la población supone al menos lo siguiente:
i) Resolver la dicotomía público-privada de nuestro sistema de seguridad social Fonsa/Isapre, que segmenta a la población por riesgos de enfermar e ingresos. Esto es, la materialización del prometido seguro universal del cual hemos venido hablando en los últimos años
ii) Modificar la Modalidad de Atención Institucional de Fonasa, que fluye por la red pública de provisión de servicios, introduciendo un enfoque de anticipación a la aparición de los daños que aproveche la situación de tener población a cargo y que reduzca las listas de espera que quiebran la continuidad de los cuidados de dicha población. Y alguien podría perfectamente agregar, que el sistema sea más empático con los ciudadanos que atiende
Así entonces es que se despliega el desafío del nuevo gobierno, habida cuenta de que existen componentes variados en la situación actual que pueden no figurar en lo someramente descrito aquí y que podrían operar como palancas que ayuden a hacer factible la transformación en plazos razonables, como es el rol que podría jugar la Modalidad de atención de Libre Elección de Fonasa que hoy se encuentra disponible para sus beneficiarios.
Dicho lo anterior, veamos lo que tenemos para emprender este desafío con el mejor de los éxitos. Preciso es recordar que el sector de la salud en Chile es complejo y que tras el arreglo institucional vigente existen stakeholders de las más variadas categorías, muchos no muy sinceros, quienes estarán jugando un rol importante al momento de querer avanzar con los cambios.
Lo que tenemos es un equipo central recientemente designado, que estará a cargo de la conducción del sector, en este caso de su operación habitual, pandemia incluida, y a su vez de las reformas. Bienvenida la doctora Begoña Yarza, una mujer competente y enérgica, con larga experiencia en la Modalidad de Atención Institucional del sistema, otrora prestigiosa directora del Hospital Pediátrico Exequiel González Cortés, consciente de los problemas que se deben abordar prioritariamente.
A ella le corresponderá maniobrar el timón del barco, pero lo hará con el apoyo de dos profesionales en las Subsecretarías del Ministerio de Salud. En primer lugar, el doctor Cristóbal Cuadrado, especialista en Salud Pública, académico de excelencia, investigador aventajado de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. Y, en segundo lugar, el doctor Fernando Araos, a quién conociéramos a cargo del SAMU Metropolitano y quién fuera el encargado de otorgar autonomía a ese vital servicio que otrora dependía de la Posta Central. Es decir, un auténtico reformador, si bien cabe reconocer aquí -y esta es otra materia- que está siendo objeto en este mismo momento de un cuestionamiento a su designación.
De este modo, y reconociendo además la experiencia política de los designados, todos vinculados al Colegio Médico, el equipo se da por ya constituido y manifestamos nuestras esperanzas de que puedan llegar a puerto con las iniciativas que han de impulsar.
La pieza que falta para emprender el todo se compone de dos cargos a designar, uno más importante que el otro. El primero, y a mi juicio el más importante, es el cargo de director de Fonasa, porque allí debería situarse la transformación del sistema de seguridad social actual en un seguro universal.
En segundo lugar está el cargo de Superintendente de Salud, pero al respecto creo que aquel sólo tendría un rol coadyuvante, por cierto no despreciable, desde la institucionalidad que regula el sistema de los seguros que están destinados a desaparecer de la seguridad social los que, por lo demás, hoy se encuentran viviendo un muy mal momento sin que existan ya manos que se tiendan para su salvataje.
En consecuencia, estamos atentos e interesados en conocer pronto a la persona que será designada para conducir el Fondo Nacional de Salud, que sería el sitio donde habría de resolverse la solución definitiva a la más profunda inequidad del sistema.
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