El pasado domingo una noticia nos recordó la importancia del cuidado y buena mantención de la infraestructura en la ciudad. Un hombre con discapacidad visual de 41 años cayó a la ribera del río Mapocho en Recoleta, debido a la ausencia de barandas de seguridad, que separan la acera del cauce. Afortunadamente sobrevivió los 7 metros de caída, pero sufrió una grave fractura en una de sus piernas.
El buen mantenimiento de la poca infraestructura es lo básico y aquí no estamos haciendo mención a que las aceras y cruces peatonales carecen de señalización táctil o auditiva; o que las micros no tienen sistemas de anuncio auditivo para informar sobre las paradas; o que muchos edificios, tanto públicos como privados, no están equipados con señalización en Braille ni con indicadores táctiles. Estamos hablando de mantener en buen estado una reja, para que las personas no caigan al vacío.
Si bien la inexistencia de esta baranda era un peligro para todos, los riesgos se incrementan para las personas con discapacidad visual. Los mismos trabajadores y usuarios de nuestra fundación han sufrido accidentes por raíces que levantan veredas, pavimentos destrozados y baldosas sueltas o rotas. Muchas veces las arreglan, y a la primera lluvia, vuelven a romperse. ¿De qué sirve entregar herramientas para movilidad y autonomía a las personas con discapacidad visual, si finalmente al salir a las calles se encontrarán con una ciudad insegura y poco accesible?
Por otro lado, el estudio "Movilidad urbana y oportunidades de mejora para la calidad de vida en personas mayores" de 2022 señaló que a medida que aumenta la edad de las personas mayores, más complejo se hace la circulación por las veredas. Así, 63.8% de las personas entre los 75 y 89 años declaró tener dificultades para desplazarse por el estado de las calles y veredas, en comparación con el 56.1% entre los 70-74 años, y el 53.1% entre los 60-69 años.
Concluimos entonces que los más afectados son las personas con discapacidad y los adultos mayores, al parecer ninguno es tan importante para el Estado ni los municipios. Me pregunto cuándo se dará prioridad. Para el 2050 se proyecta que el grupo de personas mayores ascenderá al 32,1% de la población en Chile (Informe CIPEM – UDD). Lo cierto es que hasta entonces, tanto los adultos mayores como las personas con discapacidad seguirán siendo parte de esta sociedad y un derecho básico es el poder desplazarse seguros por las calles.
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