Llegar a la tercera edad puede ser interpretado como un momento culminante, asociado a un período deprimente, solitario y nostálgico. Esto puede ser producto de los cambios en la sociedad con una población envejecida, que tiene un sistema que no protege la calidad de vida de quienes terminan su vida laboral y productiva y que no fomenta el reconocimiento de las personas mayores.
Es fundamental partir de la base de que todas las personas, independientemente de su edad, tienen el derecho inherente de vivir dignamente y ser reconocidas como sujetos de derechos. La invisibilización de las personas mayores en diferentes aspectos, se hace aún más latente cuando hablamos de sexualidad y del ejercicio de los Derechos Sexuales.
Los derechos sexuales son entendidos como la capacidad de tomar decisiones informadas sobre nuestro cuerpo. En esta línea, desde Naciones Unidas se indica que "estos abarcan ciertos derechos humanos reconocidos tanto por leyes nacionales, como documentos internacionales, y que estos incluyen poder ejercer la sexualidad de manera independiente a la reproducción, poder vivir una vida libre de discriminación respecto a la vida sexual que cada persona, contar con acceso a una Educación Integral de la Sexualidad efectiva, contar con acceso a servicios médicos de calidad y dignos", entre otros.
En Chile, según las proyecciones realizadas sobre la base del Censo 2017, el número de personas de 65 años y más en 2019 llegó a 2.260.222, y para 2035 se prevé un aumento de este grupo etario, llegando a ser el 18,9% del total de la población. Para ese momento, es fundamental haber alcanzado el objetivo de mejorar la calidad de vida de los/as adultos/as mayores, reconociéndoles como sujetos/as de derechos, lo que incluye la visibilización y el respeto de todos los aspectos de sus vidas y necesidades.
Asimismo, la sexualidad es un aspecto fundamental en la trayectoria de vida de las personas, que existe desde el momento que nacemos hasta que morimos. Es fundamental reconocer que las personas mayores no dejan de ser seres sexuales y que necesitan acompañamiento y abordaje de acuerdo al periodo de la vida en el que se encuentran. El placer, la salud sexual y el acceso a información son igual de necesarios en la tercera edad, por lo que garantizar los derechos sexuales en cualquier etapa de la vida, es sin duda un avance para contribuir con la dignidad y la integridad de las personas.
Como sociedad debemos avanzar hacia el reconocimiento de la sexualidad como un tema fundamental, que va más allá de la genitalidad y la reproducción, que está presente a lo largo de la vida de todas las personas y que es preciso sacarla del tabú, la oscuridad y el ocultamiento para lograr abordar problemáticas que se producen por no considerarla de manera abierta y oportuna dentro de las políticas públicas.
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