Desafiando la concepción histórica que sitúa al espacio público como lugar exclusivo de los hombres, y al espacio privado como lugar al que pertenecen las mujeres, la socióloga feminista chilena Julieta Kirkwood sostenía con lucidez, en 1986, la necesidad de negar la división entre ambas esferas como parte de la práctica política de las mujeres en pos de su liberación.
La sustancia de este debate entorno a lo público y lo privado está contenida en la consigna feminista "lo personal es político", que rompió con el paradigma que establecía que los problemas de las mujeres, vinculados a lo doméstico, no formaban parte del debate público.
Estas discusiones resuenan en la actualidad a propósito del último informe Claves Ipsos, que encuestó a 600 mujeres respecto de su percepción de la inseguridad. Los resultados son preocupantes: 90% se siente siempre o casi siempre insegura cuando camina a su casa por la noche, 78% en el transporte público, 77% cuando se dirige al trabajo o a estudiar, y 74% en lugares de dispersión. Esto, sumado a que 58% señala haber dejado de salir, viajar o manejar solas, y 41% haber dejado de usar ropa que se considere provocativa.
El factor común en estas respuestas es el miedo que están experimentando las mujeres en medio de los problemas de inseguridad de nuestro país, llevándolas a permanecer en sus casas, perder autonomía y transar libertades que forman parte de una larga trayectoria de lucha, donde la manifestación en las calles ha sido fundamental.
Las autoridades debemos abordar este problema porque podríamos estar presenciando un repliegue progresivo de las mujeres del espacio público y, en consecuencia, un retorno forzado al espacio doméstico si no logramos garantizarles seguridad en las calles. Esto implica que el debate sobre seguridad debe ser analizado con perspectiva de género desde el Estado en su conjunto para responder a las especificidades de la violencia que viven las mujeres en su día a día.
Necesitamos anticiparnos, que el Estado no solo reaccione sobre la marcha. Para ello, es primordial que desde el Congreso Nacional sigamos discutiendo con celeridad proyectos como la creación del Ministerio de Seguridad Pública, donde se incorporan adecuaciones institucionales en concordancia con los elementos que la encuesta señala.
No obstante, algunos diputados de oposición rechazaron de antemano, por discrepancias ideológicas, la inclusión de la perspectiva de género en programas de formación de policías. Además, presentaron una indicación para eliminar dicha perspectiva de la Política Nacional de Seguridad Pública, cuestión que votaremos prontamente y que, a la luz de la evidencia, necesitamos que esté contenida.
El llamado es a trabajar transversalmente por el impacto directo que los temas de seguridad tienen en las mujeres, y como una forma de resguardar la conquista histórica que significó su llegada y apropiación del espacio público.
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