Hernán Mery, mártir de la reforma agraria

El 8 de julio se presentó en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional, el libro “Sin reforma agraria no habría sido posible”, cuyo autor es Rafael Moreno Rojas, escrito magistralmente por uno de los protagonistas más decisivos de ese proceso que cambió definitivamente la faz agrícola de Chile, y que permitió, a su vez, eliminar el inquilinaje, una verdadera semi esclavitud a la que estaba sometida la población rural, logrando además la erradicación del latifundio, sin lo cual no habría sido posible el desarrollo que hoy presenta el sector rural del país.

Pero lo más importante lo constituye la incorporación de millones de personas a una condición de dignidad que nadie podrá negarles ni en el presente ni en el futuro.

En un Salón de Honor con más de 400 personas que abarrotaron el recinto, monseñor Alejandro Goic y el ex ministro Jacques Chonchol comentaron el gran trabajo realizado por Rafael Moreno.

Participaron presentes ex presidentes de la República, ministros de estado, embajadores, senadores y diputados, junto a campesinos y trabajadores de la CORA de aquel tiempo, los que concurrieron masivamente a la convocatoria del anfitrión, el presidente del Senado, Jorge Pizarro.

Fue la oportunidad para rendir un homenaje al mártir de la Reforma Agraria de Chile, Hernán Mery Fuenzalida. Estaban su viuda, sus hijos y sus nietos a los que no pudo conocer. El homenaje, con el que culminó el acto, fue realmente conmovedor y  emocionante.

A principios de abril de 1970, el ingeniero agrónomo Hernán Mery Fuenzalida, jefe Zonal de la Corporación de la Reforma Agraria de Linares y Maule, junto a su esposa, María Angélica Castro, se encontraban de paso en Santiago para informar a la CORA lo que estaba ocurriendo en Linares en esos momentos.

Siendo yo gerente de Finanzas de la institución, nos habíamos hecho muy amigos con Hernán, por lo que habíamos acordado cenar con él y María Angélica en mi casa en Santiago junto con mi esposa Sylvia. Fue la última vez que lo vi.

Días más tarde, el 30 de abril de 1970, mientras cumplía con su deber de expropiar el fundo La Piedad, en Longaví, un joven analfabeto, víctima del inquilinaje y la semi esclavitud existente en el campo chileno, antes de la Reforma Agraria, y obedeciendo las órdenes del mismo patrón que lo esclavizaba y mantenía en la ignorancia, mató con un golpe de garrote a Hernán Mery.

Ese golpe de garrote fue también un golpe al alma de Chile, al Chile que buscaba los caminos de la justicia, de la paz y del desarrollo de la agricultura en campos prácticamente abandonados.

El país se convulsionó por ese asesinato cuyo verdadero autor no fue ese campesino analfabeto; el verdadero asesino del mártir de la Reforma Agraria, fue una oligarquía terrateniente que quería mantener sus privilegios en un sistema feudal que oprimía y esclavizaba al campesino y que además, no cultivaba la tierra, ese don regalado por Dios para el sustento humano.

En la sesión especial de la Cámara de Diputados que se efectuó para rendir homenaje a Hernán y su familia, un diputado llegó a decir “yo no rindo homenajes a esa familia que anda robando fundos”.

Hoy día, nosotros queremos seguir rindiendo homenaje a Hernán Mery y a su familia y es por ello que le decimos a Hernán con fervor y con amor: “Muchas gracias Hernán, tu sacrificio no fue en vano”.

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