En marzo honramos la lucha de los movimientos feministas que han permitido avances notables en ámbitos como los derechos civiles, políticos y reproductivos, la inclusión en el mercado laboral, el acceso a la educación y a roles de liderazgo. Esto es también resultado de un firme compromiso de las mujeres en contra de la discriminación de género, lo que nos ha unido, durante décadas, en torno a la idea de una sociedad en que todos tengamos las mismas posibilidades de desarrollo y exista completa equidad.
Aunque reconocemos los avances, tenemos pendiente la erradicación de la violencia de género. Resulta alarmante que en aproximadamente el 56% de todos los casos de mujeres y niñas asesinadas intencionalmente en 2021, los perpetradores hayan sido sus parejas íntimas u otros familiares: una estadística demoledora.
Afortunadamente las mujeres hemos empezado a reclamar nuestra dignidad. Hace algunos años #MeToo unió a quienes habían enfrentado acoso, y surgieron expresiones como "No es No", "Solo SÍ es SÍ", "Hermana, yo sí te creo", "Ni una más, ni una menos".
Sin embargo, en 2024, ante los ataques del 7 de octubre en Israel, que han impactado al mundo entero, debemos lamentar la doble moral. Las organizaciones feministas y de derechos humanos han fallado dramáticamente.
En ese día fatídico, niñas y mujeres fueron abusadas, violadas, mutiladas, exhibidas y asesinadas sin piedad, volviéndose a las épocas más negras de la barbarie humana. Hasta el día de hoy, Hamás mantiene secuestrados a más de 140 niños, mujeres, hombres y ancianos, que sabemos, son sometidos a las peores torturas y abusos según testimonios de quienes fueron liberados. Por eso, llama tanto la atención y duele en lo más profundo, que las organizaciones y movimientos que luchan por los derechos de las mujeres sigan sin condenar de forma tajante la violencia ejercida en contra de ellas.
Lo anterior es especialmente grave a la luz de la investigación del New York Times, publicada a principios de este año, que reveló nuevos detalles que muestran un patrón de violaciones, mutilaciones y brutalidad extrema en contra de las mujeres en los ataques. El medio entrevistó a varios testigos, soldados y médicos voluntarios que describieron haber presenciado estos terribles actos y haber encontrado más de 30 cuerpos de mujeres y niñas en el lugar del "Festival Nova" y sus alrededores, y en dos kibutzim, con las piernas abiertas, pelvis fracturadas, un cuerpo con docenas de clavos incrustados en sus muslos e ingle, otros con cortes en la vagina, la ropa interior empapada en sangre o las uñas arrancadas, entre otros horrores.
Sobrevivientes del 7 de octubre presenciaron violaciones masivas y describieron casos estremecedores. Un testimonio habla de una joven que mientras era violada por un terrorista, otro le cortó un seno y jugaron con él hasta que cayó al pavimento. Otros testigos vieron cómo, terroristas premunidos de cuchillos y martillos, violaron a una joven y desmembraron su cuerpo. También se los vio cargando cabezas de mujeres.
Esta información fue ratificada por un reporte de organizaciones israelíes hace pocos días.
Ante ese escenario, es incomprensible que recién el 29 de noviembre de 2023, más de un mes después de la masacre, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, se dignara a pedir una investigación de la violencia sexual durante el ataque.
Si bien hubo algunas pocas expresiones de solidaridad, como las de "Paroles de femmes" en Francia, no hemos visto a organismos ni movimientos feministas internacionales hacer una declaración contundente al respecto.
Tampoco lo hemos visto en nuestro país, lo que hiere hondamente.
A los hechos del 7 de octubre se suman los ampliamente difundidos, pero poco sopesados, testimonios de las secuestradas por Hamás y que han descrito las vejaciones a las que fueron sometidas ellas, y otras en su misma condición. Han dicho que son tratadas como objetos, violadas y abusadas sistemáticamente.
Nos seguimos preguntando ¿dónde están las organizaciones que levantan la bandera del feminismo? O simplemente ¿dónde están las organizaciones con valores como el respeto a la mujer?
Desde todas las latitudes hemos hecho reiterados llamados para que, conociendo esta situación, se luche con firmeza por los derechos de todas.
Cuando se ataca a una mujer impunemente, se pone en peligro a todas. Los avances de las democracias de occidente pierden todo valor y parecen hasta absurdos e inconducentes. Necesitamos fortalecer nuestra sororidad para tener una sola voz respecto de la violación de nuestros derechos más básicos, sin distinción de raza, religión, nacionalidad, origen u otro.
En este Día Internacional de la Mujer resulta propicio reiterar ese llamado.
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