Mes del orgullo

Débora Solís

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Como cada junio, internacionalmente vivimos un nuevo mes del orgullo, donde la comunidad LGBTIQA+ busca visibilizar y combatir la discriminación y violencia que día a día enfrentan a causa de su orientación sexual, identidad o expresión de género.

Lamentablemente, las cifras en Chile son desalentadoras. Según el XXI Informe Anual de Derechos Humanos, publicado por el Movilh, durante el 2022 se registraron 1.046 atropellos a los derechos humanos de personas pertenecientes a esta comunidad, de los cuales seis se traducen en asesinatos.

Asimismo, el informe indica que hubo un alza en las denuncias respecto a los atropellos ocurridos en el sistema educacional, con 333%.

Para erradicar la violencia y discriminación, y construir espacios educativos seguros, en sintonía con los derechos humanos, nuestra sociedad debe generar un compromiso transversal, donde todos los sectores, particularmente aquellos que tienen relevancia y participación pública, den señales concretas para no dar cabida a prejuicios y discursos de odio contra las personas de la comunidad LGBTIQA+.

Existe evidencia internacional que indica que en países donde la Educación Integral de la Sexualidad se implementa exitosamente, el cambio cultural es concreto en torno a la diversidad, la discriminación y la inclusión, y se puede apreciar de manera transversal. En ese sentido, es fundamental deconstruir los mitos y prejuicios que finalmente son la base de la violencia y un espacio indicado para hacerlo es la escuela.

Es por tanto la EIS una respuesta necesaria para que niñas, niños, y jóvenes puedan socializarse desde temprana edad con apertura a la diversidad y además puedan tomar decisiones saludables en base al reconocimiento de sus derechos, adquirir herramientas para la negociación y sobre todo la prevención de violencia y abusos, así como también experimentar relaciones interpersonales basadas en el consentimiento, respeto, cuidado, autocuidado y desarrollar una visión positiva de la sexualidad.