Navidad consciente

Cecilia Aretio

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Navidad, difícil no vivirla siendo una tradición tan enraizada en nuestra sociedad.

Aún para quienes no profesamos una religión cristiana, es casi imposible mantenerse al márgen. Hemos crecido asociando navidades con encuentro y familia, con viejo pascuero y regalos, con magia y amor.

Época del año envuelta en ritos del hemisferio norte muy poco coherentes con nuestra austral geografía y que sin embargo que much@s mantenemos. Oh blanca navidad, cola'emono, villancicos en inglés, en alemán, turrón español.

Claro, somos un país multicultural, de sincretismos, con orígenes bien quiltros, mucha mezcla de pueblos originarios y conquistadores, pioneros y extranjeros.

Entre tantas hebras yo me quedo con algunos significados que quiero seguir cultivando.El culto al hogar entendido como nido, madriguera, refugio, matriz de protección y afectos primordiales.

Compartir alimentos preparados con dedicación y amor,  regados por los mejores vinos, jugos y licores quepodamos conseguir

Encontrarse, reencontrarse y renovar votos con amig@s de hoy y de caminos ya transitados

Conectarse con lo esencial en sabiduría y divinidad: simpleza, amor incondicional, generosidad y respeto en cada momento presente.

Intercambiar regalos, que bien poco tengan que ver con dinero y compras y mucho con brindar algo de sí, entregándose, obsequiando tiempo y presencia.

Renovarse, renacer, volverse niña o niño; acoger lo recién nacido de sí y de quienes son nuestros compañeros de travesía

Soltar, dejar ir, limpiar corazones y hogares, alivianando nuestras mochilas de todo lo superfluo y del lastre.

Comparto estas reflexiones, honro la vida y celebro mi vida. 

Namasté, Amén, Aleluya, Newen.

Alabalti Navidad en los corazones.