El legendario futbolista alemán Franz Beckenbauer señaló en una ocasión que "el fútbol es un reflejo de la sociedad, y debemos luchar por mantenerlo limpio y justo". Mucha tinta y palabras se han escrito sobre la relación que habría entre el balón, la cultura de masas y la sociedad.
Las grandes naciones del fútbol, junto con tener una identidad, un espíritu que los refleja, han profesionalizado sus campeonatos al mismo tiempo que han desarrollado los distintos aspectos del complejo entramado social. No hay duda, menos en el tiempo reciente, que Chile está muy lejos de esas naciones. No sólo por la ausencia de una escuela o identidad futbolística propia, sino que también por la renuncia deliberada en intentar hacer las cosas bien. Ejemplos de esta semejanza, de este espejo en que existe entre fútbol chileno y Chile abundan en nuestra historia reciente. Por desgracia, se tratan eso sí, de malos ejemplos.
En nuestro país se suspenden partidos cada semana - van 11 sólo este año- con falta de respeto total a la gente, a la actividad y posicionándonos en la categoría de países "poco serios". En paralelo, los dirigentes del supuesto club más grande de Chile ofrecen un patético espectáculo, "agarrándose a combos" en pleno directorio en el año de su centenario. La virulencia y la agresividad que se viven en el hemiciclo parlamentario, la violencia que se ve en las calles o en un directorio, se vuelven la norma. Esto a nadie le importa, de alguna forma ya nos acostumbramos.
El fútbol es reflejo de la sociedad y en nuestro caso muestra la decadencia en que ha caído Chile en los últimos años. Políticos irresponsables, incompetentes e incapaces de hacer su trabajo. Nadie se hace responsable y siempre buscan endilgar las responsabilidades a otros, como si cada político o actor público llevase un dirigente de fútbol en el cuerpo.
Mirar la cancha del histórico estadio Santa Laura, la catedral del futbol chileno, y el paupérrimo estado en que se encuentra, recuerda la inoperancia del Estado respecto de los incendios y la reconstrucción en la Región de Valparaíso. Las pruebas que se "perdieron" en el caso de violación en las juveniles de Cobreloa nos lleva a pensar en el abuso de poder de un subsecretario que valió de su cargo y poder sobre las estructuras policiales para intentar ocultar una agresión sexual que lo hizo caer de la cima del poder.
Finalmente, cuando la seguridad es uno de los principales problemas que aquejan a nuestra alicaída nación, vemos con cierta perplejidad como una turba invade la cancha del estadio Tierra de Campeones de Iquique sin mediar oposición alguna de los agentes de seguridad. Asistimos a un espectáculo llamado Chile donde la anomia es la regla general, donde cada cual hace lo que quiere y parece no haber un Estado capaz de proteger a una sociedad asediada por los peores males humanos.
Es una decadencia moral que se ve tanto en las distintas canchas de nuestro país, como en los despachos políticos y en todos los niveles de la sociedad. Un país en que la corrupción, el engaño y la incompetencia se han vuelto la regla, donde ya nadie se sorprende. Un país donde una ministra y una senadora intentan, fraudulentamente, venderle una casa al propio Estado y se le baja el perfil. Un país donde la ministra del Interior de la época visita La Araucanía y tiene que salir arrancando de las balas. Un país donde la presidente de la Cámara de Diputados trafica influencias para ayudar a un empresario chino. Y podríamos seguir, el listado es largo.
Muchos dicen que el mejor fútbol chileno fue el de los años '90, cuando llegaban grandes jugadores, como el Leo Rodríguez o el Beto Acosta, y nuestros equipos fueron protagonistas de la Copa Libertadores. En esa misma década, Chile crecía al 7% en promedio, se abría al mundo y avanzábamos hacia el desarrollo. Éramos un país con mejores liderazgos, con gente más preparada y con mirada de futuro.
Hoy por el contrario, la clase dirigente es no está a la altura -pese a su refinada educación- ni parece tener un proyecto político que nos permita volver a ser grandes, como dice un icónico canto futbolero. Que mejor ejemplo de que el futbol es reflejo de la sociedad.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado