Hace unos días, se conmemoró el Día Internacional de la Felicidad, el cual fue instituido el año 2012 por la Asamblea de Naciones Unidas (ONU) para celebrar este sentimiento. A raíz de esto me surge la pregunta ¿qué es ser feliz?
La idea de festejar la felicidad se atribuye al reino asiático de Bután que califica la felicidad nacional bruta (FNB) como más importante que el producto interior bruto (PIB), o sea, valoriza mucho más el cómo se sienten las personas por sobre cuánto es lo que producen, considerando el análisis de factores como, bienestar psicológico, uso del tiempo, vitalidad de la comunidad, cultura, educación, diversidad medioambiental, nivel de vida, salud y gobierno, es decir casi todo lo que podría denominarse “la buena vida” de un colectivo que habita un territorio y que por resultado parece lógico “sentirse feliz”.
Por lo anterior, no es extraño que la ONU - a través del Consejo Global de la Felicidad - pretenda apoyar a los gobiernos en la implementación de mejores prácticas para promover la alegría y el bienestar a través de esfuerzos de investigación, estudios científicos, y encuestas internacionales para crear un ambiente con educación, salud, oportunidades de trabajo, protección ecológica, y crecimiento de la economía.
Al observar lo anterior, surge la pregunta de ¿si somos un país feliz? Según el Reporte de la Felicidad 2017, Noruega es el país más feliz del mundo y entre los países mejor posicionados de Latinoamérica se encuentran Costa Rica, Puerto Rico, México, Chile y Panamá, lo que quiere decir que nuestro país pone en práctica aquellos factores que influyen en el sentimiento de felicidad.
En Chile, un 83,5% de la población se percibe como “muy feliz y bastante feliz”, así lo demostró la Encuesta de Calidad de Vida y Salud (2015-2016) presentada por el ministerio de Salud en abril de 2017 y que entrevistó a 7.041 personas mayores de 15 años residentes de las quince regiones del territorio, destacando a los jóvenes de 15 a 19 años con un 93,7% de felicidad.
Pero por desgracia, esto no se refleja, en las mujeres y los adultos mayores de 65 años, quienes dicen en mayor grado ser “no muy felices o nada felices”, lo cual va en directa relación con su calidad de vida y deja como tarea mejorar este índice.
Entonces, ¿qué es ser feliz?, al parecer los chilenos lo tenemos bastante claro -a pesar de contradecirse con las estadísticas que entrega el INE de percepción de inseguridad o las estadísticas sobre desempleo - y le ponemos nota 6 a la autopercepción de bienestar y salud, por lo cual la invitación es a “seguir siendo felices” y continuar mejorando nuestras condiciones de vida.
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