¿Qué es la "perspectiva de género"?
Quienes se encuentran en espacios especializados de las ciencias sociales -académicos, técnicos, e incluso políticos- a menudo utilizan conceptos que, si bien aportan cierta complejidad a los debates sociales, no logran ser explicados más allá del grupo de pares. Demasiado a menudo, los "ciudadanos de a pie" reciben versiones diluidas -y a veces, caricaturescas- de lo que se plantea.
Este es el caso de la noción de "perspectiva de género", no sólo relevante en la discusión constituyente actual, sino en la formulación y aplicación del conjunto de normas y políticas públicas que afectan las condiciones de vida de las personas.
La perspectiva de género, concretamente, refiere a la incorporación de una reflexión relacional y contextual del género en la sociedad actual.
Lo relacional significa que el género y su perspectiva no es sinónimo de mujeres, sino que implica abordar relaciones sociales que ubican a ciertos grupos de personas en posiciones de poder y a otros en posiciones subordinadas. Para ser clara, estas dinámicas operan no sólo en relación al género, sino en muchas de las categorías sociales que diferencian a la población en relación al acceso a recursos: clase, origen nacional, orientación sexual, etc. Es decir, las relaciones sociales se desarrollan en un marco contextual de grupos que poseen recursos, materiales y simbólicos, y otros que no los poseen.
Con "perspectiva de género" nos referimos a un punto inicial de análisis que toma en cuenta las relaciones sociales jerárquicas y desiguales que condicionan la posición de subordinación de ciertos grupos en virtud del género. En el caso de las mujeres en particular, esta perspectiva implica analizarlas en tanto grupo social, como expuestas a dinámicas cotidianas que las posiciona en escalones bajos de las jerarquías de poder, autoridad y recursos. La perspectiva de género invita a analizar (y potencialmente remediar) normas, políticas y prácticas que contribuyen a reproducir estas situaciones de desventaja.
Ejemplos de 'normas fallidas' por la ausencia de perspectiva de género son múltiples. Normas que asumen el cuidado infantil como parte exclusiva de la esfera femenina contribuyen a naturalizar esta tarea como propia de las mujeres -a menudo en detrimento de otras dimensiones, como el trabajo remunerado- aun cuando puedan ayudar en el corto plazo, a cumplir las "labores propias del género".
No obstante, algo similar ocurre con prácticas que asumen la igualdad formal ante la ley, sin considerar que las personas se ubican en distintas posiciones en el espacio social. Ley pareja, en contextos desiguales, profundiza la desigualdad, aunque parezca, a simple vista, ser justa.
Por ello, para que la perspectiva de género se traduzca en normas y prácticas más justas, es necesario alejarse de la idea de que las mujeres conformamos un solo grupo en "igualdad de subordinación". Si bien esta idea ayuda a visualizar la condición femenina en general, confunde más que ilumina, porque "las mujeres" ocupamos múltiples posiciones sociales en el cruce de distintas jerarquías de privilegio y subordinación. Así, mujeres de clase alta, "blancas", heterosexuales, etc. no comparten los mismos desafíos y barreras que las mujeres de escasos recursos, no percibidas como blancas, o que no se identifican con el binario de género, por ejemplo.
Si bien los datos del INE, OCDE y Foro Económico Mundial, entre otros, evidencian un acceso muy desigual de las mujeres en relación a los hombres a posiciones de poder, ingresos y autoridad, ciertos grupos de mujeres están mejor dotadas de recursos para navegar las barreras sociales que enfrentan. La reflexión contextual de la perspectiva de género implica, precisamente, considerar la diversidad de estas condiciones en la elaboración de normas y en su aplicación.
La subordinación social, desventajas y discriminación no pesan de igual modo. Es necesario no perder de vista las condiciones que se generan en espacios de marginación cruzados por género, clase, origen nacional, entre otros. Esto es lo que la perspectiva de género contribuye a iluminar.
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