Una problemática que queda en evidencia en nuestro sistema de transporte público es la discriminación que viven las mujeres que se jubilan a los 60 años, quienes recién pueden acceder al beneficio de la rebaja de las tarifas del transporte a partir de los 65, edad de jubilación de los hombres en el sistema de previsión chileno.
Lo anterior es más complejo, toda vez que las mujeres comienzan a ver mermados sus ingresos ya sea porque jubilan a los 60 años o por las bajas pensiones, debiendo esperar para acceder a todo tipo de beneficios estatales, como es el caso, de la rebaja del transporte hasta cumplidos los 65 años.
Es sabido que las mujeres día a día luchan contra la desigualdad y discriminación de género, y el retraso en la entrega de este subsidio tarifario, contribuye aún más, a aumentar estas brechas, que, con el paso del tiempo, se van agudizando cada día más.
Entonces me pregunto ¿qué estamos haciendo como sociedad para enfrentar este tipo de discriminaciones y desigualdad que viven las mujeres que se jubilan a los 60 años? ¿Es posible que exista la rebaja tarifaria para las mujeres en el transporte público apenas salen del sistema laboral por edad? Esto es precisamente los que le hemos planteado al Gobierno y las autoridades del Ministerio de Transportes, para que evalúen medidas concretas que nos permitan avanzar en un sistema de transporte público, más equitativo y de mejor calidad para los usuarios.
Es importante recordar que en la red de Metro de la ciudad de Santiago, en la Región Metropolitana, esta rebaja sí existe a partir de los 60 años para las mujeres que se jubilan, medida que solo se aplica en este servicio no siendo extensible al resto del sistema de transporte como la red de buses y Metrotren.
Lo anterior, sin dudas, es un paso importante que se viene implementando hace unos meses en el Metro de Santiago, y es una señal de que si es posible avanzar en medidas correctivas y de justicia social para un sector de la sociedad que históricamente ha sido discriminado.
El derecho a la ciudad también implica mejorar el acceso al transporte público y terminar con las brechas de género, porque si el Metro de Santiago ya rebajó la tarifa a las mujeres que se jubilan a los 60 años, quizás sea tiempo que esta política pública se evalúe, y se extienda progresivamente al resto del sistema de transporte público a nivel nacional.
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