Rompiendo las fronteras de la ciudad

Alvaro Delgado

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Es una realidad. Cada día son más las personas que optan por la bicicleta como medio principal de transporte. Esto porque las ciclovías se han convertido en una alternativa real y sustentable para la movilidad urbana; sin embargo, hay mucho que mejorar para contar con una infraestructura vial de calidad, que brinde seguridad a sus usuarios y que proyecte, en el largo plazo, su continuidad, uso e interconexión con otras rutas.

En la comuna de La Reina, al igual que en otras del gran Santiago, la construcción de ciclovías comenzó bajo una mirada de la bicicleta más bien recreativa. En ese sentido muchas de las ciclovías que se emplazaron en parques, veredas y bandejones centrales se construyeron con el fin de aumentar la cobertura en kilómetros, dejando de lado muchas veces la calidad, estándar o interconexión con otras vías existentes. Hoy, según datos oficiales, la comuna tiene 15.8 kilómetros construidos de ciclovía, en 9 tramos, todos sobre veredas, parques y bandejones centrales.

Este antiguo paradigma, que, si bien ha permitido que la gente se atreva a andar más en bicicleta, hace que hoy se generen conflictos entre ciclistas y peatones, especialmente con el adulto mayor que se ve invadido en su espacio cotidiano por bicicletas circulando a un ritmo distinto.

En una comuna residencial como La Reina, es deber de las autoridades velar por el correcto uso del espacio público, y es por eso que debemos contar con ciclovías que puedan acomodar a todos los tipos de usuarios.

Algunas recreativas y/o deportivas como la que se extiende por la ribera del canal San Carlos en Avenida Tobalaba, o la que recorre Av. Las Perdices que combina con un circuito para hacer ejercicios, pero la mayoría deberían servir a las personas que necesitan trasladarse a sus actividades cotidianas y que buscan eficiencia y comodidad en sus viajes.

Para estos últimos son mejores las ciclovías a nivel de la calzada, ya que son más expeditas y brindan más seguridad al hacer visible al ciclista como parte del flujo vehicular, en vez de ocultarlo en la vereda y exponerlo en los cruces.

Paralelamente, La Reina y todo Santiago requieren proyectos de ciclovías integrados, que se conecten entre sí y que sean concebidos con una mirada más allá de los límites comunales. En ese sentido es importante brindar la mayor cantidad de alternativas de movilidad sustentable, no sólo para el medio ambiente, sino para los mismos vecinos.

En este contexto y con el fin de fomentar el uso de la bicicleta e incrementar los viajes que se realizan dentro de la comuna, el Concejo Municipal de La Reina discutirá próximamente la incorporación al sistema de bicicletas públicas.

Aquí se debatirá, en términos generales, si La Reina se adscribirse al sistema de bicicletas que se implementó en la comuna de Las Condes, que sólo permite moverse dentro de esa comuna, o unirse a Bike Santiago que está presente en 14 comunas incluyendo Providencia, Ñuñoa, Santiago, Vitacura y Lo Barnechea.

Si bien soy de la opinión que Santiago merece un sistema de bicicletas que sea realmente público y accesible para todos los habitantes, entiendo que las limitaciones presupuestarias de cada municipalidad no lo permiten. Es en este entendido que estoy a favor de que La Reina se sume a Bike Santiago, ya que este sistema permitirá una mayor usabilidad para los vecinos de la comuna que trabajan, por ejemplo, en Ñuñoa, Providencia o Santiago centro.

Con estos avances creo firmemente que podemos contribuir al cambio de mentalidad que se requiere para que los vecinos de La Reina, y la sociedad en general, comiencen a ver a la bicicleta como un medio serio y viable de transporte masivo.

No obstante, hay otro cambio de mentalidad que debe tomar lugar a nivel de gobierno local, y es la necesidad de una visión global e integrada cuando se trata de proyectos de ciclovías y bicicletas públicas. 

Así como los ciclistas no ven límites comunales en sus traslados, nosotros tampoco deberíamos verlos al momento de proyectar nuestra infraestructura ciclovial.