Tuve la oportunidad de asistir a una de las presentaciones de Mois Navon, el ingeniero que concretó la mayor venta de una start up en la historia de Israel. Navon se encuentra de visita en Chile para contar su experiencia como uno de los representantes del exitoso modelo de innovación israelí: el octavo país más innovador del mundo, según la OCDE; y líder indiscutido en el universo emprendedor. Es el territorio con mayor concentración de start ups: tienen una cada 1.844 habitantes. ¿Cómo logran estimular la creatividad? El modelo israelí prioriza el financiamiento en los niveles educativos iniciales, el porcentaje del PIB en gasto en instituciones de educación primaria es uno de los más altos entre los países de la OCDE, y luego un alto porcentaje de recursos para I+D.
Aunque nos sorprenda, Chile invierte un porcentaje similar a Israel del PIB en educación (primaria, secundaria y universitaria), en torno al 6%, la gran diferencia de ese porcentaje está en que nuestro país destina 2,7% a Educación Superior, mientras Israel sólo 1,5%.
Diferencias en los énfasis que parecen ser fundamentales a la hora de analizar los resultados. Además, el 2015 la División de Investigación y Desarrollo del Ministerio de Educación de Israel creó la Unidad de Iniciativas y Experimentos como una Unidad de Planificación Pedagógica a Futuro, cuyo propósito era enfrentar los desafíos de las transformaciones contemporáneas, desarrollando procesos innovadores según las necesidades derivadas del contexto local. Una acción que refleja la relevancia cultural de la innovación y la adaptabilidad a los cambios.
De las 4.000 escuelas que hay en Israel, unas 120 son del tipo "de modelos pedagógicos únicos", como pueden ser las artísticas, las bilingües o las especializadas en ciencias, que buscan diferenciar el potencial humano con métodos novedosos de enseñanza. El ministerio israelí brinda seguimiento y apoyo a estas escuelas, a la vez que les exige ciertas condiciones y estándares. Los resultados de los distintos procesos son luego evaluados y, en caso de éxito, incorporados a la normativa nacional, para facilitar así este modelo de innovación a otros establecimientos educacionales. Los objetivos comunes a las escuelas, más allá de las diferencias, son estimular la diversidad, reducir la brecha de aprendizajes, disminuir la segregación social y generar las oportunidades para satisfacer la demanda productiva del país.
En este sentido la conexión con el mundo empresarial es relevante en todo el proceso, en el caso universitario existen los llamados Centros de Transferencia Tecnológica, una iniciativa cuyo máximo objetivo pasa por ayudar a los investigadores a que puedan desarrollar comercialmente sus ideas para que la investigación no se quede en los laboratorios ni en las bibliotecas, sino que esa innovación se traduzca en ideas comerciales. Según un estudio del World Economic Forum, Israel produce 249,2 patentes o inventos por cada millón de habitantes cada año, tan sólo por detrás de Taiwán, Japón y Estados Unidos.
El gobierno israelí además de invertir en I+D a nivel técnico y científico, también lo hace a nivel empresarial. De hecho, ese país es uno de los que con más éxito ha desarrollado programas de inversión público-privada en start ups, ganando el título de Start Up Nation. Por ejemplo, está una iniciativa de capital de riesgo llamada Yozma con la que -entre 1993 y 1998- se aprovechó el dinero público para atraer inversiones privadas, apoyando a más de 40 empresas. No todas ellas fueron exitosas, de fondo está el discurso de que equivocarse también es una fuente de aprendizaje. Es clave potenciar la autoconfianza, creatividad, valor o pasión por los retos desde la primera infancia como forma de potenciar el emprendimiento en el futuro.
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