Como decana, es un privilegio especial conmemorar las seis décadas de trayectoria del Departamento de Ingeniería Química y Bioprocesos de la Universidad Católica (UC). Este hito nos invita no solo a celebrar, sino también a reflexionar sobre su impacto en la formación académica, la investigación y la sociedad, y a mirar hacia un futuro lleno de desafíos y oportunidades. Personalmente, este departamento ha sido un pilar en mi desarrollo, primero como alumna y luego como profesora e investigadora.
La historia de esta disciplina en la UC se remonta a 1915, cuando la Química comenzó a ser enseñada como una ciencia aplicada a la Ingeniería. En 1928, una reforma educativa consolidó el Departamento de Ingeniería Química, con el propósito de formar profesionales preparados para impulsar el desarrollo del país. A mediados del siglo XX, la creación del programa de Ingeniería Industrial con mención en Química marcó un punto de inflexión, reflejando el compromiso con la industrialización de Chile.
El cambio de nombre a Ingeniería Química y Bioprocesos respondió a la necesidad de abarcar nuevos horizontes, especialmente en áreas como alimentos y biotecnología. Desde entonces, este departamento ha consolidado su posición como un actor clave, creciendo no solo en capacidades técnicas y académicas, sino también en su impacto a nivel nacional e internacional.
Hoy, Ingeniería Química y Bioprocesos UC es reconocida por su red de colaboración global, que abarca universidades y centros de investigación en América Latina, Europa y Estados Unidos. Este intercambio ha sido esencial para abordar desafíos locales como la sustentabilidad y la seguridad alimentaria, mientras se mantiene a la vanguardia de la investigación en biotecnología, ingeniería de alimentos y medio ambiente.
Los logros en investigación son palpables. En sus laboratorios y plantas piloto, equipados con tecnología de punta, se desarrollan innovaciones que atraen tanto a estudiantes como a investigadores internacionales. Áreas como los procesos de fermentación avanzados, el diseño de alimentos funcionales y las tecnologías de remediación ambiental demuestran el impacto global del departamento.
Es fundamental reconocer a las figuras que han definido esta trayectoria. En Chile, el profesor UC José Miguel Aguilera, galardonado con el Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, ha sido pionero en el campo de la ingeniería de alimentos. En el escenario internacional, nombres como Frances Arnold, Premio Nobel de Química por la evolución dirigida; y Paul Anastas, precursor de la química verde, ilustran el potencial transformador de esta disciplina para resolver problemas críticos.
Desde la academia tenemos la responsabilidad de seguir liderando en innovación, formación de excelencia y generación de conocimiento con impacto social. La apuesta por el desarrollo sostenible y la transición hacia una economía circular serán esenciales para enfrentar desafíos globales, como el cambio climático. En este nuevo capítulo, Ingeniería Química y Bioprocesos UC continuará siendo un referente, manteniendo su compromiso con el bienestar de la sociedad y la protección del planeta.
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